domingo, 26 de julio de 2009

RASTROJERO


Utopías de la Argentina Potencia
















La imaginación no es, como propone la etimología, la facultad de formar imágenes de la realidad; es la facultad de formar imágenes que sobrepasan la realidad, que hacen brillar la realidad. Es, según Gastón Bachelard, una facultad de sobrehumanidad. La imaginación inventa algo más que cosas y dramas, inventa la vida nueva, inventa el espíritu nuevo y especialmente da permiso a los sueños.

Y sueños fueron los que tuvieron los argentinos la clase media trabajadora de mediados del siglo XX, proyectados hacia un futuro de grandeza, y sistemáticamente cercenados por los repetidos gobiernos dominados por mafias de poca monta.

Argentina posee la particularidad de tener habitantes que viven inventándose a sí mismos, tal vez sea ese estado de improvisación permanente que no permite que los proyectos a largo plazo, se establezcan, formen la base real y sólida de su economía.

Rastrojero, utopías de una Argentina potencia, de los realizadores Marcos Pastor y Miguel Colombo, responsables del proyecto cinematográfico, es un documental objetivo y no tendencioso que, sin proponérselo. ofrece a través de testigos y actores de ese fragmento de historia testimonios del más claro ejemplo de la creación de una industria para destruirla después. Y así es todo en la Argentina se tiran abajo monumentos nacionales en aras de espacios para construir gigantescas torres, se cercena la educación para generar analfabetos que sean el voto útil de mañana, se destruye la cultura del trabajo por la del clientelismo, la del ahorro por vivir al día, etcétera, etcétera, etcétera.

Rastrojero, utopías de una Argentina potencia, no es sólo un documental que denuncia el saqueo que sufrió la industria nacional y posibilita al espectador reflexionar sobre las pérdidas ocasionadas por estas acciones, es un filme que actúa como alerta hacia futuros despojos que no siempre son visibles en la vertiginosa cotidianeidad. La estructura de la narración se basa en la reconstrucción de la historia, y ésta se realiza mediante la inclusión de testimonios de la época: entrevistas e imágenes de noticieros, pero con un eje de acción: el reencuentro de aquellos que crearon el Rastrojero, sus recuerdos y su emoción al hablar sobre ese hecho.

Tal vez uno de los momentos más emotivos sea cuando un obrero dice: “Cada parte de la camioneta es un brazo mío, esto y esto…”, señalando el corazón. Todo el documental es un emotivo recuerdo hacia lo que no fue, pero qué, para el imaginario argentino aún continúa siendo, ya que todavía esos vehículos circulan por los caminos de rastrojos (o despojos) y muestran que a veces el pasado es mejor, porque estaba construido con imágenes que nacían del individuo mismo, cargadas de una materia onírica rica y poderosa como alimento inagotable para construir esa Argentina Potencia, que sólo quedó en el reino de las utopías. ****** Beatriz Iacoviello


Rastrojero, utopías de la Argentina Potencia.(Argentina-2006) Dirección: Marcos Pastor y Miguel Colombo. Producción:Laureano Gutiérrez. Guión: Marcos Pastor.Asistente de dirección:Joana D´Alessio. Dirección de fotografía y cámara: Alejandro Millán Pastori ("El Rusi").Dirección de sonido: Jorge Gutiérrez. Postproducción de sonido.: Leandro Monk, Leonardo Fucci y Luciano Fusselli. Música original: Miguel Magud. Edición: Marcos Pastor


Pie de página


Con la produccion de Laureano Gutierez, el documental bucea en la historia de uno de los vehículos más populares de la Argentina, de otra Argentina.
En la película, Eduardo Raffo viaja en su camioneta Rastrojero hasta la ¿misma? Córdoba que cincuenta años atrás lo empleó en la fábrica del Rastrojero y hacia el encuentro con sus compañeros de entonces.
Con importante material de archivo y entrevistas a los protagonistas de una épica productiva alejada en el tiempo, y muchas veces en la memoria social, esta película evoca una etapa de desarrollo industrial y trabajo. “La operación discursiva básica a la que apelamos fue la metonimia, ver en el pequeño ejemplo del Rastrojero cómo repercutían las decisiones políticas nacionales.” Nos cuenta Pastor, “encontrar los puntos de contacto entre la gran historia y la pequeña historia de esos trabajadores. Nos interesaba cómo el proceso macroeconómico está ligado a una experiencia muy personal de la gente”

El proyecto de creación de autos completamente argentinos resultaba, como mínimo, una utopía en aquella Argentina de principios de la década de 1950. Pero el gobierno de corte keynesiano del primer peronismo apostaba al desarrollo de polos industriales en el interior del país, aprovechando las inversiones realizadas previamente en diversas areas como en este caso con la industria aeronáutica.
La Fábrica Militar de Aviones fué fundada en Córdoba en 1927 y a comienzos de los años ´50 era dirigida por el Brigadier Juan Ignacio San Martin, ferviente impulsor de la industrializacion y el desarrollo tecnológico nacional. En un giro típicamente argentino, el proyecto del Rastrojero vió la luz gracias al azar para luego mantenerse en marcha durante casi 30 años, gracias a la creatividad y el compromiso de sus trabajadores.
El “IAPI”, organismo estatal que en aquel momento se encargaba de todas las importaciones y exportaciones del país había adquirido, como rezagos de la Segunda Guerra Mundial, una partida de tractores Willys que resultó inadecuada para las tareas del campo y que se encontraba arrumbada en los depósitos del puerto de Buenos Aires. El Brig. San Martin, enterado de la existencia de estos vehículos y en el afán creativo que caracterizó a aquellos años, le encarga a Raúl Gómez; un joven ingeniero recibido apenas unos meses antes, la tarea de desarrollar con las partes útiles de estos tractores, un vehículo utilitario para desempeñarse en el campo.
Trabajando contrareloj pues los nuevos vehiculos debían estar listos para una presentación conjunta con los “autos justicialistas”, un proyecto que venía desarrollándose en la fábrica desde hacía mas de dos años, un pequeño equipo de ingenieros y técnicos crearon el “Rastrojero”, llamado así porque serviría para recoger “los rastrojos”, los desechos que quedan en los campos luego de levantar la cosecha. Pasando muchas noches sin dormir y sin salir de la fábrica durante días enteros, los vehículos fueron finalmente embarcados en los trenes que llegaban hasta la fábrica y presentados formalmente el 1º de Mayo de 1952 en el obelisco porteño. El éxito del proyecto fué inmediato: los vehículos venían a cubrir una necesidad imperiosa de los sectores productivos de la Argentina y rapidamente comenzaron las inversiones de grandes firmas internacionales interesadas en participar de la naciente industria automotriz argentina. De esta forma se radican empresas extranjeras como Fiat, General Motors, Ford, Peugeot, Renault y se crea el polo industrial, tecnologico y educativo de la ciudad de Córdoba y del conurbano bonaerense.
Paradójicamente, tras el golpe de estado de 1955, el Rastrojero es el único proyecto industrializador que sobrevive a la “caza de brujas” iniciada por el gobierno militar sobre todo lo que representara el espíritu del gobierno depuesto.
Durante los siguientes 30 años, la fábrica del Rastrojero y sus trabajadores, sufrirían en carne propia cada uno de los vaivenes políticos y economicos que vivirá la Argentina, llegando a un abrupto final durante la dictadura del General Videla con la violenta instalación de las políticas neoliberales desde el ministerio de economía de José Alfredo Martínez de Hoz.
Asociación de Directores y Productores de Cine Documental Independiente de Argentina.