lunes, 9 de marzo de 2009

Gomorra
























Viaje
al submundo del hampa

“Gomorra”, vencedor del Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes de 2008 y de los principales European Film Awards, es un demoledor filme que se ocupa con toda crudeza de los marginados por el submundo del hampa a semejanza del neorrealismo que reflejó a los desclasados y sobrevivientes de la guerra. Su principal característica es que representa la vida de cada día en medio de la frustración, pobreza, muerte y desesperación. Otra peculiaridad interesante del filme es que su acento se desplaza del individuo a la colectividad, organizando una estructura narrativa de tipo coral. Por otra parte también destaca un lúcido análisis de los hechos, con una crítica abierta a la complicidad e indiferencia de las autoridades, tanto policiales como civiles, dominadas por la mafia. A mitad de camino entre el relato y el documental, con una mayoría de actores no profesionales (habitantes de los barrios periféricos donde fue rodada), “Gomora”, reflexiona sobre la sociedad actual a través de la mirada de un adolescente. Se trata de un cine con desesperanza y de clara orientación social igual al surgido después de la devastadora Segunda Guerra Mundial.

El director del filme, Matteo Garrone, se basó en la novela “Gomorra” de Roberto Saviano y utilizó un equipo de guionistas para crear el libreto: Mauricio Braucci, Ugo Chiti, Gianni Di Gregorio, Massimmo Gaudioso y Roberto Saviano, incluyéndose él mismo. Tomaron cinco capítulos y los estructuraron a través de un hilo con el conductor tirado por la mano de un jovencito: Totó.

La novela de Roberto Saviano (actualmente perseguido por la mafia) funde hechos autobiográficos, periodismo de investigación y análisis social para describir a la camorra en sus dimensiones económicas, empresariales, sociales y ambientales. El libro se propuso contar los mecanismos con los que el mundo camorrista de la periferia napolitana extendió sus horizontes de negocios a nivel internacional, con la complicidad de la clase política y empresarial, generándoles dividendos millonarios en euros. En el libro aparecen historias de las principales familias camorrista el Clan Di Lauro, Nuvoletta, o el Clan dei Casalesi. Saviano salió o escapó de ese mundo, por eso lo conoce muy bien, hasta pareciera ser un raconto autobiográfico por los pequeños detalles que impreme a su personaje Totó.

“Gomorra” es un indescriptible y fascinante relato real que transporta al espectador al reino delictivo de la Mafia o Camorra o Gomorra napolitana, que comienza y finaliza bajo el signo de la droga y mercaderías de todo tipo. Las mercancías «frescas», (videojuegos, relojes, ropa de marca, cigarrillos, armas) llegan al puerto de Nápoles para ser almacenadas y escondidas. Se sacan en gigantescos contenedores y se colocan en antiguas mansiones vaciadas para ese fin con anterioridad. Las mercancías «muertas», procedentes de toda Italia y de media Europa, en forma de residuos químicos, restos tóxicos o fango, son vertidas con iniquidad en los campos, donde envenena, entre otros, a los mismos capos que construyen en esas tierras sus fastuosos «palazzos».

Ésta es hoy la Camorra (o el «Sistema», ya que casi nadie usa la palabra «Camorra»): por un lado, una organización empresarial con impresionantes ramificaciones por todo el planeta y por el otro, un fenómeno criminal profundamente influido por los medios de comunicación y la sociedad del espectáculo, cuyos dirigentes imitan la manera de vestir y de moverse de las estrellas del cine y de las figuras míticas, de los gánsteres de Tarantino a las siniestras apariciones de «El cuervo», con Brandon Lee. En el libro absorbente y escrupulosamente documentado, narrado siempre en primera persona, Roberto Saviano ha reconstruido tanto la aterradora lógica económica - financiera y expansionista de los clanes napolitano y casertano, como las inquietantes fantasías relacionadas con el fatalismo mortuorio de los samuráis medievales japoneses y los kamikases de la Segunda Guerra Mundial.

El realismo de Garrone es análogo en el despojamiento de sus imágenes al director griego Giorgos Tzavellas (Antigona, 1961) y también al de algunos autores iraníes (Kiarostami o Makhmalbaf), en el manejo de ciertos elementos: cámara en mano, frenética, pero no fatigosa (Garrone es el operador), es un instrumento efectivo para realizar tomas de intención subjetiva, generalmente primeros planos, que introducen al espectador en la acción y eliminan casi por completo la poca ficción que secunda la trama. De hecho, el director se encarga de separarla de la realidad cuando unos adolescentes: Marco y Ciro (Marco Macor y Ciro Petrone), juegan a ser los protagonistas de Scarface (Brian de Palma, 1983) mientras se van introduciendo en el mundo de la delincuencia. Además, esto le sirve a Garrone para diferenciar –y reivindicar- su cine de bajo presupuesto e independiente frente al comercial.

En “Gomorra” no hay personajes coloridos, Matteo Garrone es corrosivo y no sentimental al tocar el tema de la camorra, es además un feroz crítico (junto al autor) del «modus operandis», de los mafiosos napolitanos y casertanos (Caserta está a unos 50 km de Napóles) y no los muestra a lo hollywoodense con mamás amorosas de pelo blanco revolviendo la salsa de los «spaguettis», o mafiosos escuchando arias de óperas, mientras fuman un habano, sin homilías sobre el honor, la familia o la tradición, sin chistes extraños, sin pegadizas canciones pop en la banda sonora y sobretodo sin guiños cómicos, para distender la tensión de la violencia.
En cambio, hay residuos tóxicos, grotescos desechos humanos, que terminan ilegalmente enterrados en la misma tierra donde los árboles apestados por el uranio dan malos frutos, algunos de los cuales, al igual que el adolescente recogido por una excavadora en una playa desolada, es arrojado fuera del lugar como basura.

“Gomorra” es una instantánea del infierno. En “Gomorra” se afirma que en Nápoles la vida es así. Y que no hay salida. Si se busca una estructura dramática convencional la película no la tiene, no ofrece una exposición, nudo y desenlace, es un fragmento de la realidad a la manera de la “nouvelle vague” francesa, en el cual no hay principio ni final, sino la vida misma, de lo que sucedió ayer u hoy y puede pasar mañana. No hay muertes glamorosas, ni aparatosas como en las películas de acción de Hollywood, hay pesadez en el derramamiento de sangre, hay un viaje sin retorno a un mundo en el que nadie se ríe, y está poblado de hombres ocupados en matarse entre sí.

“Gomorra” tiene la virtud de mostrar algo diferente porque cuenta los hechos con una verdad que no se acostumbra en cine, los personajes no son carismáticos como en “The Godfather” (El Padrino, 1972), con los que resulta fácil simpatizar. En éste filme los criminales desgastan sus vidas, vendiendo drogas, armas, extorsionando, matando, iniciando a los niños en difícil arte de sobrevivir a las muertes aparentes. Conscientes de que en cualquier momento también ellos pueden morir. En “Gomorra” el único personaje por el que se siente pena es Totó (Salvatore Abruzzese), porque representa a una juventud desorientada, sin espacio en la sociedad moderna sino sólo en la marginal.

En los cruentos 137 minutos del film se cuentan historias individuales de ciertos personajes, la guerra brutal entre facciones internas (así como las trifulcas con inmigrantes chinos, sudamericanos y africanos) y los negocios turbios con los chinos de un sastre de alta costura (Salvatore Cantalupo), cuya fábrica está controlada por la mafia, un corredor de dinero o “contador” (Gianfelice Imparato) que proporciona pagos semanales a los familiares de los “soldados” mafiosos al servicio de los capos, y un hombre de negocios urbanos (Toni Servillo) y su ayudante (Carmine Paternoster), que media para que las empresas puedan verter sus desechos tóxicos en los campos y canteras en toda la región, mientras “cleaning” (limpia) a unas para envenenar a otros.

“Gomorra” es un filme sobre un reino de terror en donde opera la delincuencia organizada y dominan no los capos más fuertes, sino los más mediocres y pícaros, con mentes contaminadas de miseria y podredumbre: corrompidas por el poder que otorgan el dinero y las armas. El resultado es un filme con el sello de personalidad propia no sólo por sus problemática, sino por su curioso desarrollo. No es un documental, ni una ficción, pero tampoco respeta las normas narrativas y estilísticas conocidas. No hay una intriga clara, ni una evolución manifiesta de los personajes o de la narración más allá de lo cotidiano. Se ofrece al espectador algunas secuencias increíbles, pero lo reiterado es una planificación claustrofóbica con la cámara incisiva sobre los personajes.

“Gomorra”, es un retrato crudo y aterrador de la situación actual de los habitantes de Nápoles y Caserta que llega a asemejarse a un escenario post-apocalíptico en el que poder, dinero y sangre: son los valores del día a día con los que tienen que enfrentarse. Sólo unos pocos afortunados pueden escapar de ese círculo vicioso y llevar una vida normal. ************************** Beatriz Iacoviello

Gomorra (Italia/2008). Dirección: Matteo Garrone. Con Salvatore Abruzzese, Gianfelice Imparato, Maria Nazionale, Toni Servillo, Carmine Paternoster, Salvatore Cantalupo. Guión: Maurizio Braucci, Ugo Chiti, Gianni Di Gregorio, Matteo Garrone, Massimo Gaudioso y Roberto Saviano, basado en el libro de Saviano. Fotografía: Marco Onorato. Edición: Marco Spoletini. Diseño de producción: Paolo Bonfini. Presentada por Alfa Films (Argentina). Duración: 137


Pie de página

Gomorra o Camorra

La etimología del término «Camorra» es bastante incierta y se presta a bastantes interpretaciones, pero la más aceptada es la tesis de que «camorra» viene del antiguo español «gamurri», que era el nombre con el que se individualizaba a las bandas de malhechores que abundaban en las montañas de España, y que llegaron a la península itálica alrededor del 1300.
Varias son las hipótesis del origen del término, todas ellas pueden encontrar una raíz en la española gamurri (líder de una pandilla): Gamurra era una organización de mercenarios pagados por Pisa que en el Siglo XVIII "guardaba el orden" en Cerdeña Por la indumentaria de tales mercenarios existía una chaqueta corta típica del Renacimiento llamada precisamente "gamurra".
La palabra estaría relacionada con "morra" que ha significado "agrupación de malhechores" entendida como "frotta" (pandilla) y "rissa" (riña).
En el año 1735 se observa en un documento oficial del Reno de Nápoles que gamurra o camurra era el nombre que ya se daba a la tasa que había que pagar impositivamente en los lugares de juego de azar por el riesgo de riñas.
La palabra "ca murra" esto es: "capo della murra" (jefe de la murra), en la Nápoles setecentesca era el nombre de "guappo" (capo, cabecilla, jefe) de barrio que resolvía las disputas entre los jugadores de la murra (típico juego callejero), en todo caso esta etimología, como las otras, también parece remontarse a la del gamurri español medieval.
Por extensión, el término camorrista ha pasado a ser casi sinónimo de matón o de pendenciero, de quimerista, y es así que en el lunfardo rioplatense "camorra" significa riña, pendencia.

Estructura

Contrariamente a la Mafia, la Camorra ha estado (salvo casos esporádicos) alejada de la gran política y las fuerzas armadas; sólo con Fernando IV de Nápoles y Francisco de las Dos Sicilias tuvo una tímida tentativa de colaborar, pero a la larga no reportó beneficios para ninguna de las dos partes. Aunque el término se ha utilizado para denominar al hampa en cuanto crimen organizado que se desarrolló en Nápoles durante el Siglo XIX y conocido como la Bella Società Riformata ("Bella Sociedad Reformada") , frecuentemente se tiende a suponer a la camorra como una Asociación ilícita o una Organización criminal similar a la cúpula de la “Cosa Nostra” siciliana o a otras asociaciones delictivas de similar aspecto, pero la estructura de la camorra es mucho más compleja y fragmentaria porque está compuesta de incontables "familias" diversas con gran influencia territorial, estructura organizativa, poder financiero y modus operandi. Por otra parte las alianzas entre estas organizaciones, pueden ser desde simples acuerdos de no beligerancia o no competencia entre los numerosos clanes operantes sobre determinado territorio, "pactos" que suelen ser frágiles y pueden desembocar en verdaderas "faide" o guerras de camorra, con atentados y homicidios. (Las faidas, eran, según el Diccionario Hispano Americano, guerras particulares que se suscitaban entre los germanos antes de la invasión de Roma, para dirimir ofensas ya puramente personales, ya entre población y población, ya entre una y otra tribu
El influjo del cristianismo modificó algo el carácter feroz de estas guerras, inculcando a pueblos y señores que por lo menos habían de concederse mutuamente un plazo, dentro del cual se pudiera arreglar pacíficamente la querella; y en caso de no conseguirse, que las hostilidades se declarasen con alguna anticipación, abriendo al propio tiempo asilos en las iglesias y otros lugares sagrados).
Con el término camorra a veces se indica a un tipo de mentalidad que hace de la prepotencia y de la omertá (pacto de encubrimiento, de "silencio") difusa uno de sus principales puntos de fuerza. El límite entre la pertenencia a un clan o una banda delictiva camorrista o camorrera es el de vivir en una mentalidad camorrística difusa; en algunos ámbitos una división neta entre lo delicitivo (delictivo) y lo no delicitivo puede entonces ser difícilmente relevable.
Sus miembros, llamados camorristi, se relacionaron con actividades de contrabndo, chantaje, soborno, robo y asesinato. Saquearon y aterrorizaron al país italiano durante muchos años. Tras siglos de evolución saltaron a la luz pública hacia 1830 La Camorra prosperó durante los desórdenes que se produjeron en Italia en la lucha por la unificaqción. La organización se habría aliado convenientemente con las fuerzas del nacionalismo italiano contra el poder de los Borbones. En el periodo que siguió a la unificación de Italia (1870) se llevó a cabo un breve e infructuoso intento de emplear a los camorristi en el cuerpo de policía. La Camorra continuó sembrando el temor por la nación y prácticamente gobernaban la ciudad de Nápoles a comienzos del siglo XX. Su poder se debilitó enormemente cuando sus miembros fueron acusados de asesinato y llevados a juicio en 1911. Esta asociación fue eliminada en 1922 por el gobierno fascista de Benito Mussolini. No obstante, bandas criminales similares a la Camorra siguieron operando en Nápoles, aunque desde 1984, las confesiones de algunos jefes camorristas «arrepentidos» han llevado a la desarticulación de parte de la infraestructura que habían vuelto a desarrollar desde los años 60.
Extensión de la camorra napolitana fue Al Capone en los Estados Unidos, aunque sin embargo la única relación que tenía con la mafia era su condición de italoestadounidense, ya que la camorra no opera como una organización piramidal y respetuosa a las jerarquías dentro de las familias entre sí. Su organización suele ser como la Cosa Nostra y varias máfias de Italia. Se basan en el tráfico de drogas, prostitución o extorsionar tinglados y obligarles a pagar a la máfia. La Camorra como todas las otras máfias suele tener negocios ilegales pero también legales. Mas o menos el 80% de sus negocios son ilegales y el otro 20% son legales como serían casinos o algún que u otro negocio.

La Cosa Nostra

La Cosa Nostra es como se denomina la organización de la mafia en los Estados Unidos, en donde cada barrio, ciudad o hasta estado es dirigido por un "Familia" en la cual se subdividen rango de un simple Torpedo o Soldado (Soldati) pasando por Capos y Consiglieri hasta llegar al más alto rango de una familia El Padrino, que tiene que ser ratificado por la comisión de la Cosa Nostra.
Origen histórico
Palermo se convirtió en ciudad italiana el 7 de junio de 1860, cuando, según los términos establecidos en el alto el fuego, dos largas columnas de tropas derrotadas abandonaron discretamente Sicilia en barco regresando al sur de la península. Hasta aquel día, Sicilia había sido gobernada desde Nápoles como parte del reino borbónico que abarcaba la mayor parte del sur de Italia. En mayo de 1860, Giuseppe Garibaldi y unos mil voluntarios (los famosos Camisas Rojas) invadieron la isla con el propósito de unirla a la nueva nación de Italia. El 6 de septiembre el héroe sería recibido en la propia Nápoles por una multitud enfervorizada, y el mes siguiente entregaría sus conquistas al rey de Italia. Pero éstas pronto empezarían a parecer insustanciales dado la violenta relación que mantendrían Sicilia y el reino de Italia. La incorporación de Sicilia a la nación trajo consigo una epidemia de conspiraciones, robos, asesinatos y ajustes de cuentas y sobre todo una enorme y airada resistencia popular que produciría un seguido de continuas revueltas contra la invasión italiana a lo largo de la década.
Fue durante los agitados años de 1860 cuando la clase dominante del Teino de Italia escuchó hablar por primera vez de la Mafia de Sicilia.
Al contrario de lo que dice la creencia popular, la Mafia siciliana surgió en realidad durante mediado del Sigloo XIX , al mismo tiempo que la aparición de un nuevo Estado Italiano. Italia no llegó a ser un estado soberano hasta este momento, y fue la industrialización y el comercio que trajo este cambio la auténtica fuerza que impulsó el desarrollo de la Mafia siciliana. La Mafia siempre ha sido más fuerte al oeste de la isla, especialmente alrededor de la ciudad de Palermo, su lugar de nacimiento. Palermo era, y todavía es, el centro industrial, comercial y político de la isla de Dicilia, por lo que la Mafia situó su base aquí, en contraposición con el medio rural, que se encontraba subdesarrollado en términos económicos.
La mayor fuente de exportaciones, así como de riqueza de la isla desde la cual brotó la Mafia, eran las grandes fincas de naranjales y limoneros que se extendían desde los mismos muros de la ciudad de Palermo.

Origen económico

En cuanto a la agricultura Sicilia siempre había destacado por el amarillo dorado de las montañas del interior de la isla, propiedades productoras de cereales. El otro color de Sicilia tenía un origen más reciente. Cuando los árabes conquistaron Sicilia en el siglo IX, llevaron consigo el cultivo de cítricos cuyas hojas tiñeron la franja costera septentrional y oriental de la isla de un color verde oscuro. Los métodos de la Mafia se perfeccionaron durante un período de rápido crecimiento de la industria de los cítricos. A mediados del siglo XIX, un largo período de expansión de los cítricos hizo que la franja verde oscuro de Sicilia se ensanchara.
Dos pilares del modo de vida británico desempeñaron un importante papel en esta expansión. Desde 1795, la Royal Navy hacía tomar limón a las tripulaciones de sus barcos como remedio para el escorbuto. Ya en 1840 se inició la producción comercial, en una escala menor, de otro cítrico, el aceite de bergamota, utilizado para aromatizar el té de la variedad Earl Grey. Ambos productos eran exportados desde Sicilia. Las naranjas y limones se enviaban a New York y a Londres. En 1834 se exportaron más de cuatrocientas mil cajas de limones; en 1850 la cifra aumentó a 750.000. A mediados de la década de 1880 llegaba cada año a Nueva York la asombrosa cantidad de 2.500.000 cajas de cítricos italianos, la mayoría procedentes de Palermo. En 1860, el año de la expedición de Garibaldi, se calculaba que los limonares de Sicilia eran los campos más rentables de toda Europa, superando incluso a las huertas de frutales de los alrededores de París.
Las plantaciones de cítricos del siglo XIX eran negocios modernos que exigían un elevado nivel de inversión inicial. Los limoneros son también extremadamente vulnerables. Incluso una breve interrupción del suministro de agua puede tener efectos devastadores. El vandalismo, ya sea contra los árboles o contra sus frutos, constituye un riesgo constante. Fue esta combinación de vulnerabilidad y elevados beneficios la que creó el entorno perfecto para los negocios de protección de la Mafia. Todos estos factores influirían en el rápido desarrollo de ésta.

Desarrollo histórico

La Cosa Nostra se encargaba al principio de la protección de dichas fincas. Los dueños de estas necesitaban a la Mafia por su protección, y la Mafia necesitaba a los contactos políticos de estos para poder operar libremente. De hecho, según algunas fuentes, los miembros de la aristocracia gobernante eran también miembros de la 'Secta' (el nombre con el que se conocía a la Mafia en el Siglo XIX), ente ellos, el Barón Turrisi Colonna, que escribió el primer relato sobre la organización criminal de Sicilia de 1864.
Durante el fascismo en Italia, Cesare Mori, prefecto de Palermo, usó los poderes especiales que le fueron otorgados para procesar a la Mafia, forzando a muchos mafiosos a huir al extranjero o arriesgarse a ser encarcelados. Muchos huyeron a los Estados Unidos, entre ellos Joseph Bonano alias Joe Bananas, que llegaría a dominar la rama americana de la Mafia.
Los EE.UU. se aprovecharon cínicamente de las circunstancias y usaron las conexiones italianas de los mafiosos americanos durante la invasión de Sicilia e Italia de 1943, Lucky Luciano y otros miembros de la Mafia, que habían sido encarcelados durante su estancia en EE.UU., de repente se volvieron unos valiosos patriotas y la inteligencia militar americana usó las influencias de Luciano para facilitar el avance de las tropas estadounidenses.
Otro supuesto beneficio adicional (desde la perspectiva americana), era que muchos de los mafiosos italianos y sicilianos eran anti-ccominstas, ya que la Mafia no podía permitirse otra forma de organización social en el corazón de Sicilia, teniendo el monopolio del poder y la violencia en la isla. Fueron, por tanto, vistos como valiosos aliados por los anti-comunistas americanos, que supuestamente los usaron para erradicar cualquier rastro de socialismo y comunismo de la industria naval americana, los movimientos de resistencia durante la guerra, y, tras esta, en muchos de los gobiernos regionales y locales en los que la Mafia tenía influencia.
Según el experto en tráfico de drogas, el Doctor Alfred W. McCoy, a Luciano se le permitió dirigir su red criminal desde la celda a cambio de su ayuda. Tras la guerra, fue recompensado siendo extraditado a Italia, en donde pudo seguir su carrera criminal sin estorbos. En 1946, se marchó a Sicilia para continuar con sus actividades, y según el libro de McCoy The Politics of Heroin in South-East Asia, Luciano llevó a cabo una alianza crucial con la Mafia de Córcega, liderando el desarrollo de una vasta red internacional de tráfico de heroína, inicialmente traída desde Turquía
y con base en Marsella (la llamada 'Conexión Francesa'). Más tarde, cuando Turquía empezó a eliminar su producción de opio, utilizó sus contactos con los corsos para establecer un diálogo con mafiosos corsos expatriados en Vietnam del Sur. En colaboración con los líderes de la Mafia americana, entre ellos Santo Trafficante Jr., Luciano y sus sucesores se aprovecharon del caótico estado de la Guerra de Vietnam para establecer una inexpugnable base de suministro y distribución en el "Golden Triangle", que pronto conduciría enormes cantidades de heroína asiática a los EE.UU., Australia y otros países a través de los militares americanos.
Benito Mussolini suprimió implacablemente la Mafia, encarcelando a cualquier hombre del que se tuviera la más mínima sospecha de ser un mafioso. La Mafia no recuperó su poder hasta después de la rendición de Italia en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, en los 80's y 90's, una serie de disputas internas llevaron a la muerte a muchos destacados miembros de la Mafia.
En el año 1992 la mafia siciliana asesina al Juez italiano Giovanni Falcone haciendo estallar mil kilogramos de explosivos colocados bajo la autopista que une el aeropuerto de Palermo, que hoy lleva su nombre, con la capital. Murieron él, su esposa Francesca Morvilio y los escoltas Rocco Di Cillo, Vito Schifani y Antonio Montinaro.

Cosa Nuova

Mientras tanto, una nueva generación de mafiosos pone más énfasis en dejar atrás los chantajes sistemáticos. Como consecuencia de esto, la prensa italiana ha inventado la frase 'Cosa Nuova' ("cosa nueva", un juego de palabras de Cosa Nostra) para referirse a la organización renovada.
La principal división entre la mafia siciliana hoy en día, es entre aquellos jefes que han sido condenados o están en la cárcel, principalmente Salvatore 'Toto' Riina y Leoluca Bagarella, el capo di tutti i capi desde 1993 hasta 1995, y aquellos como Bernardo Provenzano, quien ha sido recientemente capturado aunque no ha sido aun procesado ni condenado. Los jefes encarcelados están sujetos a un fuerte control en sus contactos con el mundo exterior, limitando su capacidad para dirigir operaciones desde la cárcel, bajo la ley italiana 41 bis. Antonio Giuffrè, un confidente cercano a Provenzano, sostiene que en 1993, Cosa Nostra tenía contacto directo con representantes de Silvio Berlusconi mientras creaba su nuevo partido Forza Italia. El trato al que dice que habían llegado era revocar la 41 bis, y otras leyes anti-Mafia, a cambio de las ayudas electorales en Sicilia. Pero mientras Forza Italia mantiene 61 escaños en el Parlamento, nadie sugiere una conexión directa entre Berlusconi y Cosa Nostra. Incluso si se demuestra que las alegaciones no tienen ningún fundamento, los miembros de Cosa Nostra se sienten decepcionados por un gobierno que piensan que, correcta o incorrectamente, tiene elementos a favor de ellos.
Recientemente, se desplegó una pancarta en un partido de fútbol en Palermo que decía "Estamos todos unidos contra la 41 bis. Berlusconi ha olvidado Sicilia". Corren malos días para los enemigos de la Mafia, pero tengan o no éxito los esfuerzos de Provenzano en aislar o apaciguar a los jefes internados, y en unir a Cosa Nostra de nuevo, queda por ver qué es lo que sucederá de aquí en adelante.

Mafia: Origen

Durante siglos, Sicilia estuvo dominada por un sistema feudal que explotaba a miles de campesinos mientras una minoría gozaba de privilegios. Estas circunstancias se le consideran decisivas para el surgimiento de la mafia. Por otro, la conducta delictiva se revelaba como la única manera de obtener privilegios en una sociedad que los reservaba sólo para los ricos terratenientes aliados de las autoridades políticas; pues a falta de una estructura de gobierno organizada y capaz de proteger a los habitantes de la isla, éstos se vieron obligados a fortalecer los vínculos familiares como alternativa para obtener seguridad. Por esta razón los lazos de sangre son tan importantes en la mafia.
En el siglo XIX, surgió una figura clave: los gabellotti o recolectores de impuestos, que administraban las propiedades de los aristócratas. Ellos obtenían a cambio un porcentaje de las cosechas obtenidas, pero para acrecentar sus ganancias dividían las tierras en pequeñas áreas y las rentaban a los campesinos, quienes también les otorgaban un porcentaje de la cosecha obtenida. De tal manera, los gabellotti cumplían la importante función social de mediadores entre los propietarios y los campesinos. Poco a poco se volvieron cada vez más poderosos e incurrieron en actos de corrupción: extorsionaban a los labriegos, se apropiaban indebidamente de pastizales para dar de comer al ganado y organizaban grupos de ladrones y cuatreros. Al mismo tiempo, de ellos dependía el abasto de alimentos en las ciudades, lo que les permitía llevar a cabo prácticas de extorsión y especulación en el mercado. Por esta razón se les considera a los gabellotti como antecedente directo de la mafia y su manera de hacer negocios.
Con la unificación italiana, la situación no mejoró y las promesas de bienestar y desarrollo se vieron incumplidas. Los jóvenes eran reclutados para el servicio militar y la mayor parte de la población vivía en la miseria, a merced de la nueva clase que ostentaba el poder político y económico. Una vez más, necesitaba hallar alguna forma de protegerse del gobierno y encontrar medios eficaces de subsistencia. La naciente mafia se reveló como la posibilidad más efectiva para lograrlo, cobró mayor fuerza y se fue estableciendo como un poder alterno.
En 1874 los índices de criminalidad en Sicilia habían crecido a un grado alarmante. El gobierno de Italia decidió poner orden y envió a cientos de efectivos militares a la isla. El conflicto provocó la caída del gobierno conservador y la emergencia de un gobierno de izquierda en el que la mafia se hallaba bien representada. La mafia siciliana se consolidó y ofreció al gobierno restablecer la calma en Sicilia. En realidad aprovechó la oportunidad para borrar del mapa a otros grupos enemigos.
La mafia, ahora aliada del Estado, aplastó movimientos obreros y miles de personas abandonaron la isla en busca de mejores condiciones de vida; la mayoría a Estados Unidos
Los inmigrantes italianos trasladaron los esquemas y prácticas de la mafia en actividades ilegales y estrechar los lazos con los integrantes de la comunidad italiana. De esta forma surgieron las organizaciones mafiosas estadounidenses que llegaron a rivalizar con la siciliana; florecieron con la llegada de la Ley Seca, en los años veinte.
Con el paso del tiempo, el término mafia se ha generalizado y, en la actualidad, se emplea para denominar a grandes grupos dedicados al crimen organizado u otras actividades sospechosas (por ejemplo la Mafia rusa, la Triada china o los Yakuza japoneses).
Etimología
La hipótesis más usual es que mafia procede del vocablo árabe mahya, ‘bravuconería, jactancia, chulería’. En refuerzo a esta teoría hay que recordar que los árabes ocuparon Sicilia entre los años 965 y 1060.
Existen muchas otras teorías sobre el posible origen de la palabra mafia, cuyo uso comenzó a extenderse a mediados del siglo XIX. De acuerdo con algunas versiones, su primera mención aparece en un texto italiano del siglo XVIII contra la brujería, donde se le asociaba a las ideas de ambición y arrogancia. Otros etimólogos aseguran que es un vestigio del dominio árabe en Sicilia en el siglo IX, pues en esa lengua el vocablo mohios significa ‘hombre rudo y agresivo’.
En el siglo XIX cobró una nueva connotación. Cuando Giuseppe Garibaldi, el unificador italiano, viajó a Sicilia para integrarla a la Italia continental, tuvo que enfrentar a rebeldes que él habría llamado «mafiosos».
Otros creen que el concepto alcanzó su significado actual en 1862 con el estreno de una obra teatral, llamada Los mafiosos de la vicaría. La popularidad de la obra fue tan grande que en Europa comenzó a llamarse mafia al crimen organizado, y ya en 1865 la policía usaba la palabra para referirse a esas agrupaciones.
Otros aseguran que 'mafia' es el acrónimo de la frase Mazzini Autorizza Furti, Incendi, Avvelenamenti (‘Mazzini autoriza robos, incendios y envenenamientos’), en referencia a Giuseppe Mazzini, promotor de la unidad italiana. La mafia se habría iniciado como tal, según Heckethorn, a partir de una asociación de indigentes sicilianos que, bajo la tutela de Mazzini, comenzaron a organizarse y a realizar actividades criminales bajo la protección de la flota británica.

Datos tomados de Wikipedia, La enciclopedia libre.

domingo, 8 de marzo de 2009

GRAN TORINO







Western urbano: Brillante radiografía de una sociedad decadente

"Gran Torino" de Clint Eastwood, es un western urbano, con un héroe, Walt Kowalski, que un epítome de casi todos los personajes que representó Clint Eastwood alo largo de su carrera. Wlat Kowalski posee el tiempo de "Blondie" (trilogía de los tres "spaguetti westerns" de Sergio Leone .1964 -1965-1966), la dureza de Harry Callahan (Dirty Harry - 1971), la fanfarronería de Bronco Billy (1980), la paciencia de Willams "Bill" Munny (Uniforgiven -1982), la complejidad de NIck Pulovki (The Rookie -1990) y la ternura de Robert Kincaid (The Bridges of Madison Contry -1995). Es como si Clint Eastwood hubiera querido rendir homenaje a sus personajes y además encubiertamente al de Tennessee Willams en "Un tranvía llamado deseo", tomando el apellido de su protagonista Stanly Kowalski, al que maravillosamenteinterpretó Marlon Brando en el filme de Elía Kazan (1951).

Los dos Kowalski, poseen ciertas similitudes. Walt está encuadrado dentro de un temperamento colérico, hosco amargado y algo resentido como todos los veteranos de cualquier guerra posterior a la Segunda Guerra Mundial. Walt peleó en Corea. Stanley, a su vez, es una especie de tigre acorralado, maleducado, agresivo y arrogante. Para ambos el “amor”, en cualquier sentido, es una referencia dentro de un contexto agresivo. Eastwood desde hace años toma este tipo de personajes y los analiza con mirada de sociólogo. Él a través de ellos reflexiona sobre el tema de la violencia, las pandillas, la soledad del hombre rudo o no tanto, y sobre un tipo de personajes con los que se identifica un sector de la juventud: los marginados.

Desde el inicio “Gran Torino” instala a la muerte en su trama. Las primeras secuencias anticipan al espectador la relación del personaje con ella. Al estilo de los mejores werstern en las primeras escenas pone de relieve al héroe y a sus adversarios. Lo coloca sentado en un porche masticando tabaco, bebiendo cerveza, con los pies cruzados, mirando al vacío y la fiel Daisy echada a un costado mirando con indiferencia a su alrededor. Eastwood recarga sus gestos en una especie de caricatura de sí mismo. Esta escena recuerda a otro personaje, Wyatt Earp, encarnado por Henry Fonda en My Darling Clementine (1946) dirigida por John Ford, y a William Blake compuesto por Johnny Deep en Dead Man (1995), de Jim Jarmusch. Los porches han sido en casi todo el cine norteamericano una referencia a lo trágico, y a una espera cargada de tensión y muerte.

Otro de los temas que ronda el filme es la multiculturalidad racial en referencia, tal vez, a los primeros intentos de acercase a ella como lo hicieron en: “Shadows(1959) de John Cassavetes, The blakboard Jungle (1955) de Richard Brooks o Porgy and Bess (1959) de Otto Preminger. Esa multiracialidad en toda la historia de los Estados Unidos ha generado un orden en el cual los blancos van paulatinamente convirtiéndose en minoría.

En “Gran Torino” se dice que ese orden de la América profunda fue alterado. Por eso Eastwood la ambienta en Detroit (la ciudad puerto más grande del estado de Michigan), conocida como centro tradicional del mundo automotriz y una importante fuente de música popular tradicional, para exponer no sólo el deterioro y la quiebra del símbolo del capitalismo, sino para mostrar el cambio de composición del barrio. Para ello utiliza una sucesión de escenas en que se ve los desplazamientos de los descendientes de europeos: franceses, polacos, rusos, rumanos e irlandeses, por los nuevos habitantes: una primera oleada de afroamericanos a los que se le sumaron inmigrantes asiáticos y latinos. Su enojo lo obliga a ofrecer resistencia a la aceptación de que los tiempos cambiaron. Kowalski es un racista de “hueso colorado” que se conecta con el vecindario no-blanco que lo rodea manejando un vocabulario mucho más soez e insultante, que cualquier personaje de sus otros filmes.

El héroe de “Gran Torino” está signado por la intolerancia hacia sus vecinos asiáticos con los que comparte un maltratado jardín, pero tampoco la tiene con sus hijos a los que también desprecia, ellos no se preocupan por acercarse y cuando lo hacen sus gestos son erróneos, como traerle un teléfono con números súper grandes. El afecto llega poco a poco a este personaje en un arco de progresión que va de menos a más, y eso lo consigue su extrovertida vecinita “hmong”, Sue (Ahney Her) y su tímido hermanito, Thao (Bee Vang). A pesar de su resistencia Kowalski comprende que con ellos puede existir un cambio y por lo tanto merecen ser ayudados. Al aceptarlos se convierte en un padre adoptivo que les brinda protección, les brinda su casa y les permite compartir en sus más preciados tesoros.

Amparado en la escuela del “old fashion” (simbolizadas en su magnífico Gran Torino y en su rifle M1 Garand) y cargando la culpa de matar en la guerra, el protagonista de “Gran Torino” con amargura le dice a su vecinito asiático, mientras le muestra sus tesoros: ¿quieres saber lo que se siente al matar a un hombre? Es horrible y la única cosa peor es que te den una “medalla de honor” por matar a un tipo que sólo quiere vivir”. Pero las balas ya no le ayudan en esta nueva y cambiante América, por el contrario le sirven para transformarse en un fantasma en vida como en “Pale Ride” (1985) y se refugia en su casa –fuerte con bandera al frente incluida. Clint- Walt se mira al espejo y comprende que el tiempo pasó, la vejez le pasa su factura, la enfermedad lo corroe y su tiempo se acaba. La religión tampoco escapa a su irónica mirada y la centra en un curita inexperto que, contra viento y marea, quiere arrancarle a Kowalski una confesión por cumplir el deseo final de su fallecida esposa.

Hubo una época en que Hollywood se ocupaba del cine social y de los dramas cotidianos como forma de vida exportable. Luego los estudios se tornaron multinacionales y exportaron una idea de América como ideal de libertad y democracia, una idea de grandeza que inspiró el sueño americano que sin embargo fue falso y en ocasiones cargado de pesimismo. Clint Eastwood retoma el sentido de ese viejo cine y sus películas tienen una conexión muy intensa con la vida real. Por eso la presencia del Gran Torino adquiere un carácter casi humano al convertirse en auto-símbolo del último americano trabajador de una industria en decadencia.

Eastwood es un artista que no sólo escribe, dirige e interpreta sus propios filmes sino que compone su música. Es, por otra parte, un experto director de su propia actuación y un astuto manipulador de su propia presencia iconográfica, él sabe lo que el espectador quiere ver y se lo ofrece en cada surco de su rostro y en cada gesto de sus manos, como cuando simula disparar a los pandilleros con ellas. También sabe cómo utilizar a la perfección su lenguaje cinematográfico, a pesar de algunas fallas del guión y los no relevantes trabajos de un elenco bisoño, salvo la muy buena representación Ahney Her. En síntesis “Gran Torino” es una película brillante, sutil, con un final tan devastador como compasivo.***************** Beatriz Iacoviello


Gran Torino (EE.UU./2008, color; hablada en inglés y hmong). Dirección: Clint Eastwood. Con Clint Eastwood, Bee Vang, Ahney Her, Christopher Carley, Brian Haley. Guión: Nick Schenk, sobre una historia de Dave Johannson y Nick Schenk. Fotografía: Tom Stern. Música: Kyle Eastwood y Michael Stevens. Edición: Joel Cox y Gary D. Roach. Presentada por Warner. 116 minutos.


martes, 3 de marzo de 2009

FROST/NIXON



DE LA REALIDAD A LA FICCION, UNA CONDENA TELEVISIVA


La historia reciente o pasada es rica en todo tipo de ocultamiento, la verdad nunca es la que se conoce y los secretos son infinitos. Por eso el estudio de las figuras púbicas, que nos han acompañado durante los últimos 50 años, siempre es complejo. En un intento de humanizar a sus protagonistas y conocerlos desde el ángulo de sus virtudes y debilidades se escribieron novelas y realizado versiones teatrales o cinematográficas sobre, en algunos casos, un fragmento de sus vidas.

Hollywood en ese sentido ha sido el gran propagador del anecdotario de los prohombres de su historia, desde los sobrevivientes del Mayflowers, pasando por la Guerra de Secesión, Pocahontas o Gerónimo hasta Bush no quedaron acontecimientos sin plasmar en la pantalla grande. El que atañe a esta crítica es la última (por ahora) película basada en un recorte de la vida de Richard Nixon: “Frost /Nixon”. La trama fue tomada de la versión teatral de Peter Morgan, que a su vez adaptó la novela de James Reston “The conviction of Richard Nixon: The Untold Story of the Frost/Nixon Interviews (Hardcover), sobre cuatro entrevistas de 90 minutos realizadas en mayo de 1977 para televisión, editadas luego de haberse grabado más de 30 horas de un cara a cara entre David Frost y R.Nixon. El programa compitió con programas de peso y le ganó a John Wayne, a las repeticiones de la película "Good Times", "The Bionic Woman", "Happy Days", la sitcom (1974-1984) que trataba la era de Eisenhower, y en la que curiosamente Ron Howard era el actor estrella que desempeñaba el rol de Richard “ Richie” Cunningham.

Las entrevistas Frost-Nixon fueron un gran éxito: sus 45 millones de espectadores la convirtieron en la emisión más vista del año. Frost dio un nuevo impulso a su carrera y no solo recuperó el dinero invertido sino que se consiguió varios millones más. La revista Time le dedicó su nota tapa en mayo de 1977, y un artículo que justificaba las motivaciones de un presidente perdedor para hablar, frente acámara, a un público descreído. Entre los párrafos más sobresalientes de la nota se destaca: “Por primera vez, Nixon enfrentóa un inquisidor solitario que pudo preguntarle sin restricciones sobre sus años presidenciales. Incluso el público que tal vez se haya hartado de Richard Nixon no podrá negar su temerosafascinación y permanente curiosidad sobre el hombre que se convirtió en, y aún es, el antihéroe de Estados Unidos”.

Debido a la densidad del tema y la estructura televisiva que debía tener el filme, el proyecto parecía más destinado al fracaso que al éxito. No obstante a pesar de los fatídicos agüeros el realizador Ron Howard, el dramaturgo y guionista Peter Morgan (La reina, El último rey de Escocia, The Other Boleyn Girl), y los dos excelentes actores de la obra original Frank Langella y Michael Sheen, no sólo lograron superar las dificultades sino que convirtieron la película en una especie de lupa que permitió comprobar una vez más la inescrupulosidad de los medios de comunicación. En síntesis Frost/Nixon se ocupa más de la televisión y su desmedida ambición por capturar audiencia (ergo dinero) que sobre Nixon y el Watergate, el guión de Peter Morgan es en ese sentido es terminante.

En su libro James Reston compara a Nixon con el héroe mitológico Proteo, el antiguo dios del mar, descripto por Homero en la Odisea como “anciano hombre de mar” (halios geron) y pastor de las manadas de focas de de Poseidón Tenía el poder de ver a través de las profundidades y de predecir el futuro, aunque, en un mitema (porción irreductible del mito) familiar a varias culturas, cambiaba de forma para evitar tener que hacerlo, contestando sólo a quien era capaz de seguirlo a través de sus metamorfosis a león, serpiente, leopardo, cerdo, e incluso agua o árbol. De aquí proceden el sustantivo “proteo” y el adjetivo “proteico” que aluden a quien cambia frecuentemente de opiniones y afectos.

En el filme ese camaleonismo proteico, que fue Nixon, se puede observar muy bien en varios tramos de la entrevista. En ellos Nixon escapa, en apariencia como vencedor, de los ganchos tirados por Frost, con timidez al comienzo y certeros golpes al final. Los ingeniosos trucos de iluminación y los ángulos que le toma la cámara ayudan a Frank Langella a construir con éxito un Nixon vencido y entregado a la soledad, y a un Michael Sheen (La reina) como un Frost temeroso y empecinado que busca desesperadamente conquistar una audiencia perdida. Ambos brillan por los matices que proporcionan a sus personajes, Languella ofrece a la cámara un hombre lleno de melancolía, auto-compasión y agresión, mientras que Michael Sheen brilla como sórdido playboy en sus helados silencios plagados de infantilismo, histérica alegría y miedo.

Con una estructura semejante a “The Queen”, Peter Morgan ficcionaliza en "Frost / Nixon" una lucha de poder entre adversarios, que pugnan por conquistar un apetitoso bocado. Ambos son dos perdedores que intentan recuperar el afecto de público perdido. No hay nada que pueda ser peor para un político que ser abandonado por esa masa incondicional de pueblo que lo aplaude y vocifera cuando está en el estrado, o en el caso de un “showman” sentir que ha perdido popularidad.

En casi la tercera parte de la entrevista Nixon parece ganar, aún a pesar de la dramática intervención de de un miembro de su personal de apoyo, Coronel Jack Brennan (un magnífico Kevin Bacon), para evitar una caída abyecta de su empleador, sin embargo Nixon sabía hacer cintura y sale airoso de esa prueba. No obstante a ninguno de los dos rivales el dinero los favorecía y tampoco se decía nada importante para la televisión para que pudiera producirlo. Frost consumió toda su plata para producir el programa, sus avisadores lo fueron abandonando uno a uno y las cadenas televisivas tampoco quisieron subir a bordo del proyecto. Nixon utilizó un representante de famosos Swiftie Lazar (Toby Jones) para obtener 600.000 dólares por las entrevistas. Frost contrató a dos periodistas, Bob Zelnick (Oliver Platt) y James Reston (Sam Rockwell), para apoyarlo en la investigación. Reston fue gran oponente de Nixon. Se negaba a participar a menos que hubiera un compromiso de parte de Nixon para aceptar su equivocación con el Watergate y admitir su vergüenza de haber traicionado la confianza del país. Ambos se desgastan en la contienda cuyos entretelones son los que desarrolla el filme.

Frost/Nixon es una película que esta armada de modo artesanal, con un equipo que sabe ambientar muy bien los 70´ no solo en la ropa o mobiliario sino en los gestos y actitudes. El manejo del tiempo no es el mismo de aquellos años al actual y eso se siente a través de todo el filme. La propuesta de hacer televisión dentro del cine se logra y lo que el espectador verá que las capsulas de cada entrevista, se continúan en los espacios en donde cada personaje trata de mostrar su realidad. En este filme el grito no existe porque todo está demasiado cerca y no es necesario. Las voces suenan naturales por la proximidad de las cámaras y las vistas de exteriores mantienen el clima de nostálgica lejanía que invade todo el filme, reflejado con mayor intensidad en la despedida de los contrincantes en el chalet: “La casa Pacífica”, que Nixon tenía en San Clemente, California.

El cine una vez más pone de relieve a figuras históricas (a pesar de las licencias creativas que se empleen) y los muestra con sus triunfos y fracasos. A Nixon se lo hace aparecer con aire de ganador al principio, en que va a su coche a pie luego de cada encuentro, saludando a los pocos seguidores que lo vitorean, para luego culminar en un final patético. Mientras que a Frost se lo presenta con un comienzo dramático para cerrar como ganador. Esa es la realidad de la vida nada es permanente y lo que parece un triunfo hoy es el fracaso mañana. Nixon es el mejor ejemplo para la mayoría de los gobernantes que creen que el hoy es eterno.****** Beatriz Iacoviello

Frost/Nixon (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia/2008). Dirección: Ron Howard. Con Frank Langella, Michael Sheen, Sam Rockwell, Kevin Bacon, Oliver Platt, Rebecca Hall y Toby Jones. Guión: Peter Morgan, basado en su obra de teatro. Fotografía: Salvatore Totino. Música: Hans Zimmer. Edición: Dan Hanley y Mike Hill. Diseño de producción: Michael Corenblith. Presentada por UIP. Duración: 122 minutos. Apta para todo público.


Pie de página

Peliculas y series televisivas sobre Richard Nixon


1971. Millhouse: a White Comedy” del documentalista Emile De Antonio fue la primera película con Nixon aún siendo ejerciendo su mandato. El personaje fue construido a partir de un inquietante material de archivo, en el que Nixon expresa su ideas sobre la pena de muerte y la guerra nuclear.

1976. “All the President´s Men (Todos los hombres del presidente). Toma a Nixon dos años después del Watergete y su renuncia. Dirección Alan Pakula con un guión de William Goldman, adaptatación del libro de los periodistas del Washington Post Carl Bernstein y Bob Woodward sobre su investigación del caso Watergate. Protagonizada por Dustin Hoffman y Robert Redford, en la cual Nixon era una presencia fotográfica, ya que sólo aparecía en imágenes de archivo.

1979. “Blind Ambition” (Ambición ciega) miniserie de ocho horas basado en el personaje de John Dean, el consejero de la Casa Blanca que fue estigmatizado por el FBI como la figura central detrás del encubrimiento del Watergate. Rip Torn personificó a Nixon.

1984. “Secret Honor (Secreto de honor)”. Robert Altman dirige al desconocido Philip Baker Hall que interpreta al ex presidente Nixon poco después de la renuncia, encerrado en su oficina privada, botella de Chivas Regal y un vaso con el dorado licor y hablando sin parar frente a un grabador durante hora y media. Entre sus “confesiones”, revela que Watergate había sido creado para desviar la atención de otros asuntos más peligrosos; no trata bien a Kissinger y afirma que Marilyn Monroe fue asesinada por la CIA.

1992. “Portraits of Presidents: Presidents of a World Power (1901-)”, un documental sobre la vida de todos los presidentes incluído Nixon.

1995. “Nixon”. Oliver Stone escribe y dirige el filme que recorre la vida personal y la carrera política del discutido presidente. Anthony Hopkins, fue nominado al Oscar® por su actuación. Al igual que Languella no lo obtuvo. Parece ser que las maravillosas composiciones sobre este personaje están destinadas a no ser premiados

2000. “The Secret Life of Richard Nixon”, documental televisivo sobre archivos y con la participación del propio Nixon en antiguas grabaciones.

2003. “Watergate Plus: Shadow of History”, minisierie televisiva dirigida por Foster Willey y escrita por Sherry Jones.

2004. “The Assassination of Richard Nixon”. Dirigida Niels Muller, escrita por Kevin Kennedy y Muller, con las actuaciones de: Sean Penn, Naomi Watts,