jueves, 28 de febrero de 2008

La leyenda del perro amarillo



La cueva de la ilusión

Realizada por Byambasurem Davaa, directora de origen mongol radicada en Alemania, La leyenda del perro amarillo, es una fresca y deliciosa película que a la vez podría ser un excelente documental sobre una forma de vida en los grandes valles de la región de Altai, Mongolia. Después de haber filmado La historia del camello que llora, esta directora de 36 años presenta su último proyecto. Candidata al Oscar como mejor película de habla extranjera, La leyenda del perro amarillo es otra joya visualmente extraordinaria que revela su exquisitez artística y su visión del universo mongol.

Todo el mundo muere pero nadie está muerto, esto es lo que creen los Batchulum, una familia nómada compuesta del padre, la madre y tres hijos. Dos mujeres y pequeño muy travieso. La historia se centra en Nansal, la hija mayor, y Zochor, un cachorro, que encuentra en una cueva y su padre le prohíbe quedárselo por un arcano y real miedo relacionado con los lobos. No bien comienza el filme las cabras y ovejas de su corral son atacados por una manada de estos sanguinarios animales.

Este es el punto de partida para observar la vida tierna, sencilla, que destila paz, cuyos protagonistas son auténticos aldeanos, que viven en una casa redonda de pieles, desmontable y lista para adaptarse a todo tipo de terreno. Pasar el invierno en una parte de los valles y el verano en otra, es moneda corriente en este prototipo de familia.

Pero lo que mas caracteriza a esta película es la inmensidad, que según Gastón Bachelard es una categoría filosófica del ensueño y a la vez nuestra la propia intimidad. En esa vastedad todo es posible y la imaginación más productiva. Allí las leyendas y la tradición oral son la base de la educación. Nansal conoce “la leyenda de la cueva del perro amarillo” por el relato de una anciana sabia, del mismo modo como la propia directora lo recibió de su madre. Los niños en ese mundo mongol son educados en la tradición, la leyenda y la costumbre, en la creencia de la reencarnación, en Buda (una de las secuencias más deliciosas alude a esa creencia, cuando la hermanita le dije al pequeño que toma un Buda Sonriente: “Con Buda no se juega”), en la cultura del trabajo como forma de subsistencia, se les enseña a ser independientes siendo y atrevidos, aunque corran muchos peligros en la montaña, Por la situación global la campiña en casi todo el planeta va despoblándose. En este valle, las imágenes de modo muy velado muestran que, cada vez hay menos nómadas y resulta difícil contar con la propia protección y entre ellos mismos. Así que lejos de una sublimar el locus amoenus, ese bucólico lugar, paradisíaco y metafórico de la infancia que nunca se pierde, el filme esboza el conflicto entre dos tipos de sociedades la rural y la de la ciudad. Eso lo señala con la partida del padre en una moto y en final cuando pasa un camión parlante recordando que deben ir a votar. En cierto modo se plantea el problema de sobrevivir en la soledad del medio rural o ir a trabajar a una fábrica. Lo que no se cuestiona son los estudios y a pesar de no ser adinerados la familia envía a Nansal a la escuela.


El dispositivo fílmico es un alarde de técnica y austeridad. No hay planos gratuitos, la cámara está siempre en el lugar preciso, con un casi un único movimiento, exceptuando panorámicas y la steady, una grúa ascendente en el momento en que la madre parte a buscar a la niña y la veleta gira a toda velocidad. En las composición de las secuencias dominan los planos fijos, reposados, también planos generales muy abiertos de predominancia azul y verde y, por otro lado, momentos anaranjados del calor del hogar en los que la cámara discurre calma y se cierra en primeros planos que parecen diluirse de una forma mágica, como en el momento en que la abuela cuenta a Nansal la historia del perro, De igual forma hay una gran combinación entre un montaje sosegado y un montaje mucho más vertiginoso que permite crear la tensión en momentos determinantes: como por ejemplo el montaje paralelo entre el padre al galope y el niño acercándose a los buitres, el perro desatándose de la correa y corriendo hacia el niño a la vez que espanta a las aves. La banda de sonido es otra exhibición de preciosismo a través de la combinación e interrelación de las canciones tradicionales con el silencio, y la voz de la naturaleza proporcionando al conjunto exquisitas atmósferas.

Con un ritmo y tempo budista, casi de meditación, sin que por ello obligue al espectador a caer en el aburrimiento La leyenda del perro amarillo es una película hecha con gran oficio, cuyos encuadres parecen pinturas de los pintores franceses, Corot, Manet, Monet, Pisarro y el belga Marten Melsen, que buscaban una forma de representar a la naturaleza que no incluyera los ideales académicos clasicistas ni el frenético sentimiento romántico. A la manera de esos pintores Byambasurem Davaa dibujó la vida diaria de los campesinos mongoles, cruda, incultivada y primitiva, Capturando la vitalidad en escenas de trabajo y en momentos de recreación en los juegos de los niños.

En síntesis si el espectador desea disfrutar de una película hecha con inteligencia, buen gusto y refinada sensibilidad La leyenda del perro amarillo puede satisfacer esa necesidad, a la vez que le permitirá conocer otra cultura tan distante a la suya, en la cual el aire se convierte en un suave velo, y la luz colma toda la imagen Beatriz Iacoviello

.

La última hora



ATAQUE A LA CONCIENCIA, VERDES EN ACCIÓN


A pesar de los continuos intentos de la prensa, el cine, las Naciones Unidas, y la población mundial, para concienciar a los gobernantes del planeta, sobre los desastres que provocan sus acciones en la tierra, aún no se logró que éstos respondan de manera favorable a los proyectos presentados. El Protocolo de Kioto, durante el 2007, una vez más recibió el carpetazo de las grandes potencias, especialmente la negación de los Estados Unidos de Norteamérica en firmarlo y dejar de emitir gases al espacio. En ese sentido pueden más las grandes industrias, que las solicitudes de millones de ambientalistas, que año tras año y día tras día, reclaman por bajar los niveles de contaminación. Lo que en algún momento sentirán esas empresas, países y gobiernos, es que cuando todo se derrumbe ellos también caerán al precipicio.

La última hora (The 11th Hour), es una película que retoma los reclamos de los verdes y trata de marcar la diferencia con otras que se realizaron sobre el tema. Escrita y dirigida por las hermanas Leila Conners Petersen y Nadia Conners, narrada por Leonardo DiCarpio, quien también se desempeñó como uno de los productores y colaboró en el armado del guión, , busca profundizar sobre los desastres naturales y mostrarlos a través de la mirada de varios científicos que desde su enfoque predicen un futuro poco alentador. El problema visto desde esa óptica es abrumante, literalmente lo que el espectador ve es un mundo enfermo, contaminado con vertederos de agua cargadas con desechos, petróleo y químicos, catástrofes climáticas, polución, erupciones de volcanes, terremotos, maremotos, etcétera, que a través de los reiterados flash de la película funcionan como pruebas condenatorias.

La última hora es un filme estructurado como un documento de tesis, se abre con una introducción que presenta el caso, centra su atención en el análisis y concluye con el suficiente grado de optimismo como para que todos salgan del cine dispuestos a emprender una cruzada contra gobiernos y empresarios contaminadores.

No importa que tan bien intencionada esté la película, lo que provoca en el espectador es fatiga en su atención por la cantidad de personajes y hechos que desfilan sobre una historia contada sin ritmo y de modo didáctico. En realidad las hermanas Conners no son demasiado realistas al pretender colocar en la pantalla toda la información producto de su investigación, y caen en el error de ser demasiado discursivas con lo expuesto, ya que uno tras otro desfilan decenas de científicos, garúes, políticos, un joven investigador sobre los efectos de la mezcalina (los hongos de Las enseñanzas de Don Juan), el ex director de la CIA, R. James Woolsey, los expertos en diseño verde William McDonough, y especialmente hace hincapié en el alegato del físico Stephen Hawking y el ex dirigente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, sin olvidar a Al Gore. No olvidaron en la lista al huracán Katrina, el asma, el SIDA, las enfermedades endémicas y la sorprendente noticia de la oceanógrafa Sylvia Earle que aseguró que "hemos perdido 90 por ciento de la mayoría de los grandes peces en el mar.”

Desde otra visión pero con la misma intención de alertar a la población sobre los siniestros ecológicos apareció, hace ya más de 20 años, como primera intención de alerta un verdadero modelo visual – estructural, Koyaanisqatsi. Éste filme es la primera parte de la trilogía de llamada "Qatsi" del director Godfrey Reggio (Koyaanisqatsi: Life out of balance (1983) Powaqqatsi: Life in transformation (1988) Naqoyqatsi: Life as war (2002) ). Se trata de un documental en el que se muestran imágenes de gran impacto emocional sobre el efecto destructivo del mundo moderno en el medio ambiente. Estas imágenes van acompañadas por música compuesta por el minimalista Philip Glass. El nombre de la película significa "Vida fuera de equilibrio" en la lengua india Hopi.

El sentido ecológico propiamente dicho se vio en la cinta dirigida por Davis Guggenheim, Una verdad incómoda (2006) (An inconvenient truth, ganadora del Oscar de ese año), un documental sobre el cambio climático que desarrolla la problemática del calentamiento global a través de una exposición multimedia que Al Gore fue llevando a cabo a lo largo de varios años en el marco de una campaña de educación medioambiental. Otros títulos se agregaron a la lista de filmes ecológicos como Arctic Tale, y la recientemente estrenada Cambio Climático: el reto continúa.

Por otra parte existen en el amplio panorama del cine documental varios intentos de advertir sobre lo que ocurre en nuestra casa, la tierra, a causa de las guerras y los fabricantes de armas. Uno de los más reconocidos es el trabajo de Michael Moore, quien desde su programa de televisión The Awful Truth ('La horrible verdad'). denunció sistemáticamanete los abusos ambientales provocados por su país, y a ha rodado exitosos trabajos como Bowling a for Columbine (por el que ganó un Oscar) Fahrenheit 9/11 y Sicko, o la denuncia de acoso a John Lennon por parte del Gobierno estadounidense, volcada en el documental Los Estados Unidos contra John Lennon, dirigido por David Leaf - John Scheinfeld.

Leonardo DiCarpio, las hermanas Leila Conners Petersen - Nadia Conners y el equipo que las acompañó, se propusieron con este film (muy crítico con la acción devastadora del hombre) unir sus voces al grito universal de “abajo la contaminación” y para ellos buscaron a los más representativos científicos y hombres del planeta para que respalden su aporte. Tal vez para que el público tenga una mayor conciencia del desastre ecológico en el montaje intercalaron imágenes muy terribles de lo que sucede y sucederá al ir paulatinamente calentándose los polos, estallar los volcanes, abrirse la tierra a causa de los terremotos, y demás catástrofes.

La última hora se transforma con sus denuncias en una película que defiende a ultranza el tema de salvar el planeta. Tal vez la respuesta a su llamado la dieron tres de los personajes entrevistados: Wade Davis, antropólogo y etnólogo, conocedor de las culturas primitivas, que declaró que el hombre actual no posee la capacidad de detenerse para reconsiderar la destrucción que genera a su alrededor, un jefe de Hopi que sostuvo que el hombre ha perdido contacto con la naturaleza y no sabe escucharla, y David Suzuki que retrotrae al público a una de las consignas de los 70´: todo lo que necesita el planeta es paz y amor.

Beatriz Iacoviello

miércoles, 27 de febrero de 2008

Petróleo sangriento



Historia de traición, odio y mentiras.


Petróleo sangriento (There Will Be Blood, Estados Unidos/2007). Guión y dirección: Paul Thomas Anderson. Con Daniel Day-Lewis, Paul Dano, Ciarán Hinds, Dillon Freasier y Kevin J. O Connor. Fotografía: Robert Elswit. Música: Jonny Greenwood. Edición: Dylan Tichenor. Diseño de producción: Jack Fisk. Producción hablada en inglés con subtítulos en castellano y presentada por Disney. Duración: 158 minutos.


El realizador Paul Thomas Anderson con un antecedente de cinco interesantes filmes previos (Cigarettes & Coffee (1993), Sidney (1996), Boogie Nights: Juegos de placer(1997) ; Magnolia (1999) y Punch-Drunk Love, 2002), orada la tierra de California a principios del siglo XX en Petróleo sangriento (There Will Be Blood, Estados Unidos/2007), para hacer estallar en la retina del espectador una cinta sucia, oscura y grasienta como el petróleo que su protagonista rastrea. Anderson toma como base la novela de Upton Sinclair, “Oil”, pero a la vez hace referencias a la novela de Frank Norris, “Mac. Teague” (1899), que en su momento llevó al cine Erich von Stroheim con el título de “Avaricia”, y en algunos tramos a elementos de “El gran Gatsby” de Scott Fitzgerald, dirigida por Elliott Nugent (1949).

Anderson abre su historia en 1898, más cerca de la novela de Norris que de la de Sinclair, que comienza en la primera mitad del siglo XX hasta la Primera Guerra Mundial. Con gran habilidad realizó una adaptación en que mezcla estas novelas y pone de relevancia el denominador común en ellas: avaricia y codicia extrema.

Las primeras imágenes de la película enfocan un páramo yermo y un agujero, profundo, oscuro, en cuyo fondo se ve la masa informe de un extraño espectro que se mueve en las sombras y mudo. Dentro del pozo los picos del hombre producen extraños sonidos, él se aprieta al suelo como una rata que roe la suciedad. Luego de una explosión aparece el sobreviviente con una veta de plata en su mano, de allí en más será: Daniel Plainwiew el codicioso buscador de los tesoros que brinda de modo natural las profundidades de la tierra. La genial fotografía de Robert Elswit traslada, sin dar tregua, al espectador por caminos polvorientos, fatídicos incendios y lagos negros en el cual se reflejan nubes borrosas como funesto presagio de un paraíso perdido.

Durante más de dos horas y media el espectador se internará en una historia que abarca desde finales del siglo XIX hasta la segunda mitad del XX, en la que se cuenta una vida de obstinación, odio, ambición , codicia, hipocresía, obsesiones, mentiras, humillación y venganza, de dos hombres sin principios, que se expresan como dos caras de una misa moneda. Una es la del minero terco y rudo, Daniel Plainwiew, devenido a especulador petrolero que forja su destino en base a la mentira, mezquindad y corrupción, pero que se irá autodestruyendo por la tenebrosidad de su codicia, su falta escrúpulo y de amor al prójimo, pero sobre todo por su soledad que busca mitigar con dólares y whisky. La otra es la de Paul/Eli, un fanático impostor que utiliza la buena fe de sus feligreses en la iglesia de la Tercera Revelación para dominarlos a través de fingidos estados de trance y así obtener suculentas utilidades. Vidas análogas en su acidez e impostura, en su desprecio por el otro y servilismo al dinero, en su posición mezcla de macho cabrío y primitiva ignorancia, sostenidas por una fe inquebrantable hacia sí mismos y el signo pesos.

En lo verbal también persiste la contrapartida entre protagonista y antagonista, con dos tácticas que dejan ver sus posturas cuando se desafían y colisionan. Diálogos escuetos, sólidos y directos descubren la sequedad del personaje de Daniel Day-Lewis, que por otra parte expresa más con los ojos que con las palabras, ya que con su mirada sombría y torva desprecia sin piedad a sus oponentes. A ésta acompaña su andar, torpe y funesto, que no presagia buenas intenciones para con los otros, incluyendo su familia. La actuación de Daniel Day-Lewis es más que excelente y merece un párrafo aparte. Es como sí el actor hubiera tomado cada átomo del personaje para llenarlo con su propia vitalidad, y cuyo resultado es una adecuación interesante en el cual persona-personaje, enajenados, caminaran sobre la invisible frontera que media entre el realismo cinematográfico y el espectáculo teatral. La tensión entre realismo y espectáculo recorre la película y rompe la superficie de la pantalla como una corriente submarina atrayente y peligrosa.

Su rival el reverendo Eli se explaya en farragosas y envolventes homilías y patéticas representaciones. La interpretación de este personaje, que se mueve como una serpiente en desierto, a cargo de Paul Dano pierde su brillo al caer en el estereotipo al componer a un ridículo ¿esquizofrénico? y maniático predicador.

El H.W que continúa con la parquedad de Plainwiew, su padre es quien sostiene la narración a través de un muy buen y dosificado trabajo del niño Dillon Freasier, para poder culminar con un final de fiesta excepcional, en el que no caerán ranas del cielo como en “Magnolia” , pero si habrá un duelo en una sala de juegos muy especial, un bowling, donde hay un solo bolo para ser barrido. La visión apocalíptica de Anderson una vez más se impone al llevar la maldad de sus personajes a un camino sin retorno.

Paul Thomas Anderson es un realizador que sabe cómo mantener atento al espectador al interrumpir el relato convencional para llevarlo al extrañamiento, la incertidumbre y confusión, muy al estilo del cine cuántico que se está manejando en la actualidad. El pensamiento borroso se perfila en la burla y silencio, pero especialmente a través de la minimalista y experimental banda sonora de Jonny Greenwood, guitarrista del grupo Radiohead, perfecta para desdoblar bellas imágenes en nauseabundas iconografías de desnudez narrativa y emocional. También es un realizador que consigue, sin proponerse entrar en el terreno de los western, en un filme anti-western, de extrema fuerza visual y con un duelo final que dejará sin aliento al espectador.

En su mezcla de ensayo sociocultural, cuestionamiento ideológico y visión apocalíptica, Petróleo Sangriento muestra como el sueño se transforma en pesadilla americana, y triunfa arrojando fuego y azufre para demostrar una vez más que el único Dios posible es el dinero, y ante el cual Daniel Plainwiew predica un nuevo Evangelio elíptico y controvertido.

Comparado Paul Thomas Anderson con Stanley Kubrick (Odisea 2001), Orson Wells (Citizen Kane, 1941), George Stevens (Gigante), John Huston (The Treasure of the Sierra Madre, 1948), utiliza los recursos de éstos para desarrollar su película: uso de la profundidad de campo, fotografías en claroscuro y juegos de iluminación, el notable uso de los movimientos cámara, pero sobre todo la mirada dl director como una narrador omnisciente que quiere contar la historia a su manera valiéndose de herramientas del picado y contrapicado, para demostrar que el poder y la ambición no ostentan un solo rostro. Pero toma también de Martin Scorsese sus conceptos de culpa y redención judeo-cristiana, el machismo y la violencia endémica en la sociedad estadounidense.

Es indudable que Petróleo sangriento posee un poco de todo de los magistrales directores, pero es innegable que el acto poético de un realizador no tiene pasado, en este caso las imágenes de Paul Thomas Anderson borran todo pasado para crear su propio universo sincrético. En este filme, inolvidable. Beatriz Iacoviello

Los fantasamas de Goya


Eterno sueño de libertad

Los fantasmas de Goya (Goya s Ghosts, España-EE.UU., color; hablada en inglés). Dirección: Milos Forman. Con Javier Bardem, Natalie Portman, Stellan Skarsgard, Randy Quaid, Michael Lonsdale, José Luis Gómez. Guión: Forman y Jean-Claude Carrière. Fotografía: Javier Aguirresarobe. Música: Varhan Bauer. Edición: Adam Boome. Presentada en DVD por Alfa. 113 minutos. Sólo apta para mayores de 13 años.

Los fantasmas de Goya (Goya´ s Ghosts, 2006) es la última producción de Milos Forman tras siete años de ausencia luego de haber realizado “Man on the moon” en 1999. La acción transcurre en España, a finales del siglo XVIII y principio del XIX. Narra la historia de un grupo de personas que coexisten en un momento extremo de convulsión política y cambios históricos.

A la manera de Tarkovsky, Forman, toma la realidad y las circunstancias sociales como protagonistas. Goya en este filme es un “voyeur” de la sociedad y, por lo tanto, el espectador también lo será, porque es desde su visión que conocerá los sucesos acaecidos en la España de 1792 a 1814, entrelazados entre realidad y ficción.

El punto de partida de Milos Forman, para esta película de intriga, poder y represión. es la Inquisición (Tribunal que aún hoy existe), tal vez porque la actitud represiva de la misma le recuerde situaciones semejantes de la Checoslovaquia comunista.

La historia es narrada a través de la subjetiva de Francisco de Goya (Stellan Skarsgård - Piratas del Caribe, El exorcista: el comienzo, Sin motivo aparente, La ciudad de los fantasmas, Última sospecha, Pasión por vivir, Deep blue sea, El indomable Will Hunting) al que Milos Forman lo presenta como un lúcido testigo de su época, como un cronista que revela a través de sus trabajos los agitados sucesos de una España decadente y en extremo fanática.

La trama se desarrolla durante los supuestos últimos años, visibles, de la Inquisición, continúa con la invasión del ejército de Napoleón a España y finaliza con la derrota de los franceses y la restauración de la monarquía española, lograda por el duque de Wellington que entró en territorio español con un fuerte ejército (la nota curiosa es que este personaje lo interpretó un hombre de la nobleza y “jet set” español: Cayetano Martínez de Irujo). En medio de la guerra el hermano Lorenzo de Cazamares (Javier Bardem- Huevos de oro- Jamón jamón, La teta y la luna, Tacones lejanos, Collateral, Mar adentro, Antes que anochezca, Pasos de baile, Entre las piernas, Los lobos de Washington, Segunda piel, El amor en tiempos de cólera), un oportunista y astuto miembro del Santo Oficio, se involucra con la joven musa de Goya, Inés (Natalie Portman León - Zona libre, V de vendetta, La venganza de los Sith, Algo en común, Closer, El ataque de los clones, A cualquier otro lugar, La fuerza del amor, La amenaza fantasma), cuando esta es injustamente acusada de herejía y enviada a prisión.

Francisco de Goya es uno de los pintores que reflejó magníficamente su tiempo y el que mejor se relacionó con su entorno, mostrando ya sea su ira o su amor por ciertos personajes y situaciones. En una primera etapa su visión fue fresca y amable al mostrar la vida cotidiana española. Más tarde su mirada se endurece al enfocar en Guerra de la Independencia Española (1808–1814) y sus cuadros trascienden de la representación patriótica y heroica para crear una salvaje denuncia de la crueldad humana. Entre 1797 y 1799 dibujó y grabó al aguafuerte la primera de sus grandes series de grabados, Los caprichos, en los que, con profunda ironía, satiriza los defectos sociales y las supersticiones de la época. Otras series posteriores, como Los desastres de la guerra (Fatales consecuencias de la sangrienta guerra en España con Bonaparte y otros caprichos enfáticos - 1810), y Los disparates (1820–1823), presentan comentarios aún más cáusticos sobre los males y locuras de la humanidad. En 1814 realizó “El 2 de mayo de 1808 en Madrid: la lucha con los mamelucos” y “El 3 de mayo de 1808 en Madrid: los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío” (ambos en el Museo del Prado). Estas pinturas reflejan el horror y el dramatismo de las brutales masacres que tuvieron lugar en Madrid durante la guerra a manos de grupos de soldados franceses y egipcios (mamelucos). Ambas están pintadas, como muchas de las últimas obras de Goya, con gruesas pinceladas de tonalidades oscuras matizadas por refinados toques de amarillo, ocre y carmín.

Dentro de esa tonalidad se desarrolla la estética de Los fantasmas de Goya, en la que el diseño de producción de Patrizia von Brandenstein y dirección artística Eduardo Hidalgo - Ana Viana, y decorados de Emilio Ardura, lograron reflejar casi con exactitud el universo pintado por Goya en sus cuadros, murales y grabados. Lo mismo sucede con el diseño de vestuario de Yvonne Blake.

Del mismo modo que en Amadeus centró la frustración, mediocridad, envidia y odio en Antonio Salieri como contrapartida de Mozart, en este filme la sombra de Goya es el hermano Lorenzo en sus intenciones de querer cambiar el mundo desde su mirada tan apegada al poder (como la de tanto trepadores que usurparon países, reinos y destinos en todo el planeta), primero como inquisidor y luego como ministro de Napoleón.

En Los fantasmas de Goya se habla de amor, hipocresía, ideales, comportamientos..., en situaciones y tiempos difíciles, pero ante todo habla de la capacidad de un hombre para ver todo aquello y plasmarlo en su obra. A través de la excelente fotografía, a cargo de Javier Aguirresarobe y la banda sonora de Varhan Bauer , casi testimonial, que resalta con intensidad las escenas con alta carga dramática, o aquellas en las que se pretende dar un toque cómico

Los fantasmas de Goya se estructura en dos partes explícitamente diferenciadas tanto por su contexto (antes y después de 1808), como por el comportamiento de los personajes. No obstante el mensaje que Forman pretende transmitir: la esperanza de una libertad verdadera, es el denominador común en ambas. El atributo que Forman le da a esa libertad es la antítesis a los métodos de la Iglesia, y también más tarde los aplica al proceso de la Revolución Francesa, y a los estragos que hizo en España la invasión Napoleónica. El realizador en ese sentido utiliza las pinturas del visionario Goya para demostrar que todo proceso de imposición dictatorial es inválido por servirse del horror como instrumento para mantener el poder. En la segunda mitad, se enfatiza en el lado humano del artista para ilustrar esa esperanza, ya que relega a un segundo plano el universo pictórico para dar relevancia a la figura femenina, tal y como lo hizo con Constanza en Amadeus.

Desde el punto de vista de la crítica es inevitable realizar una analogía entre Goya, excelentemente encarnado por Skarsgård, y Milos Forman, éste prácticamente se identifica con el personaje del pintor, expresando su histórica lucha contra el nazismo y el comunismo de su Checoslovaquia natal utilizando el retrato mordaz que Goya realizara de los líderes de su tiempo, lo que confiere al filme dimensión crítica, no sólo con la primera mitad del siglo XX, sino hasta nuestros días.

En todo momento Goya para Forman es el que encara la búsqueda trascendental de la libertad, mientras que en lo dramático era necesario colocarlo en el rol de observador para permitir que la trama secundaria se desarrolle mediante las espléndidas actuaciones de Portman y Bardem. Ambos realizan una representación impecable, logrando hacer valer su interpretación como auténtico vehículo narrativo y a la vez emocionar al espectador en las escenas de mayor intensidad emotiva, en las cuales no se retaceó ni crudeza ni crueldad, porque la realidad, suponemos, del nazismo y el comunismo que Forman indirectamente ha querido reflejar, deben haber sido peor.

En la última media hora Forman parece entrar en la variante crítica de “Ragtime” y presentar al espectador el choque de los ideales enfrentados de uno y otro bando. Es en ese momento cuando Goya se desgarra para mostrar la punzante tragedia de la sociedad en la que le tocó vivir.

En los minutos finales una cruel canción infantil deja al público la visión de una España que danza al son del sistema político de turno. La fiesta de los locos adquiere relevancia y los muertos caminan sin destino, mientras que detrás suben la cuesta los valores e ideales de una libertad que aún continúa siendo una utopía. Milos Forman en ese pasaje muestra con un pincelazo una instantánea de amarga y devastadora belleza de esta realidad, de este mundo que no cambiará en esencia, porque es el ser humano el que no puede abandonar sus ambiciones y desmedido afán de poder. Beatriz Iacoviello.

la brújula dorada


POSMODERNIDAD, FÍSICA CÚANTICA Y OTRAS YERBAS


La brújula dorada ( The Golden Compass , EE.UU./2007), color, doblada al español y presentada en su versión original en inglés sólo en funciones del Village Recoleta, Cinemark Palermo y Hoyts Unicenter. Dirección: Chris Weitz. Con Nicole Kidman, Daniel Craig, Dakota Blue Richards, Sam Elliott, Derek Jacobi, Eva Green, Tom Courtenay, Christopher Lee y las voces de Ian McKellen, Ian McShane y Freddie Highmore. Guión: Cris Weitz, basado en la novela de Philip Pullman. Fotografía: Henry Braham. Música: Alexandre Desplat. Diseño de producción: Dennis Gassner. Edición: Peter Honess, Anne V. Coates y Kevin Tent. Presentada por Distribution Company. Duración: 113 minutos. Calificación: sólo para mayores de 13 años.

La trilogía His Dark Materials de Philip Pullman[1], compuesta por las novelas Luces del NorteNorthern Lights, 1995) La dagaThe subtle knife, 1997) y El catalejo lacado (The amber spyglass, 2000) toma su título de un verso de Paraíso Perdido de ( (John Milton. En febrero de 2002, la productora estadounidense New Line Cinema (responsable de El Señor de los Anillos) adquirió los derechos cinematográficos de Luces del Norte, y pasó al cine con el nombre “La brújula dorada”The Golden Compass). (

Tanto la novela, desde su aparición, como la versión cinematográfica, La brújula dorada, está envueltas por un aura de polémica, ya sea por presuntos ataques al cristianismo, debido a que su ejército de las tinieblas es una institución de ostensible ideología tendiente hacia el totalitarismo dogmático (extensible a cualquier tipo de religión) llamada "La Iglesia", o por la actitud radical de Pullman contra la globalización, o por críticas sutiles a sus predecesores Tolkien y C. S. Lewis. No obstante sus detractores, lo cierto es que La materia oscura, debido al despliegue imaginativo de su complejo argumento, logró una enorme popularidad entre el público juvenil y adulto con el reconocimiento general de la crítica literaria.

La trama de la novela es lo que en semiótica se llama “rizoma”[2], y resulta posible sintetizarla mediante la imbricación de tres grandes líneas temáticas estrechamente interrelacionadas. En primer lugar, el marco general es aportado por el “Universo Implicado”, vasto entramado de infinitos universos paralelos, donde del Polvo o Materia Oscura[ii], gracias al enredo (entangling) cuántico, permite a ese Polvo comunicar mensajes a los personajes de los diversos mundos, mediante artilugios como el “aletiómetro” de la protagonista. En el misterioso mundo de Lyra, cada persona posee un “daimonion” zoomórfico indisociable de su propio yo, -algo semejante al “nahual” del mundo asiático, indígena de Mezoámerica, América del Norte y esquimales, o los Dáimôn (en griego Δαίμων y en latín Dæmon), este término se da a las almas «divinizadas» que desde su situación de perfección y bienaventuranza ejercen sobre el mundo de los hombres una función de protección, y ayudaran a los implicados a resolver sus problemas.

En segundo lugar, la línea de acción fue sistematizada en torno a la rebelión contra la Autoridad dogmática e Inquisidora, el Dios de las religiones monoteístas sobre el que se ha sustentado históricamente la alianza Iglesia-Estado, llevada a cabo por un ejercito multiversal comandado por la ambigua figura Lord Asriel. Por último, como eje de la novela que permite focalizar las dos líneas anteriores, es una profunda reflexión, entretejida en torno el viaje iniciático de Inocencia a Conocimiento/Experiencia: es decir, según ha señalado Pullman, “aquel tránsito que constituye la historia central de nuestras vidas”, a Lyra, Roger y Bill, y a través de ellos a la naturaleza humana.

En este mundo posmodernista donde las leyes de la creación se rigen por la teoría del Caos, pensamiento complejo, lógica difusa, inteligencia conectiva, rizoma, personaje borroso, intertextualidad, no es muy difícil encontrar estas vertientes en la obra. Pero también en una primera ojeada, en el caso de la novela, es factible encontrar rastros de la literatura universal: la tradición folclórica, los mitos de la Antigua Grecia, la Biblia, Dante, John Milton, William Blake, Herbert George Wells... y la teoría de supercuerdas surgida del desarrollo de la física cuántica, el lector avisado (the astute), según la expresión del influyente crítico del Washington Post Michael Dirda, descubrirá además en ella ecos y alusiones, entre otras cosas, a: la Cábala judía, la doctrina gnóstica, la controversia sobre la «muerte de Dios», Perelandra, los libros de Oz, El anillo de los Nibelungos de Wagner, los viajes de Eneas, Ulises y Dante al inframundo, la leyenda del Grial y el Rey Pescador, Peter Pan, la panteísta Oda a la inmortalidad de Wordsworth, la doctrina del Dios oculto y las especulaciones en torno a la pluralidad de universos, la ética situacionista —sólo las acciones, no las personas, son buenas o malas—, el fin de los milagros, La guerra de las galaxias, la evangelización colonialista, la doctrina de las simpatías del siglo XVII, la mitología popular en torno a los jesuitas como maestros de la realpolitik, los superhéroes del cómic e incluso la primera novela para adultos de Pullman, Galatea. Los " fans" de la ciencia-ficción y la fantasía encontrarán además resonancias de los libros de Terramar de Ursula K. Le Guin, los relatos de espada y brujería de Fritz Leiber sobre Fafhrd y el Ratonero Gris, o las elegantes narraciones sobre la Tierra Moribunda de Jack Vance.

Lo realmente sugerente de La materia oscura, como señala el novelista Michael Chabon (Dust & Daemons, The New York Review of Books), no es la aglutinada intertextualidad, sino su intención de situarse en “las tierras fronterizas... donde todo misterio reside, en los márgenes entre la vida y la muerte, la infancia y la madurez, la física newtoniana y la cuántica, la literatura «seria» y «de género»[3].

En el terreno específico del cine no es difícil encontrar las fuentes en George Lucas (Star Wars), Stanley Kubrick (2001 Odisea del espacio), David Lynch (Dune), Wolfgang Petersen (La historia interminable 1) y especialmente en la grandeza de lo gótico de Peter Jackson (El Señor de los Anillos).

Pero más allá de la información semiótica, astrofísica y posmodernista del libro, existe una película llamada La brújula dorada dirigida por Chris Weitz, quien también realizó el guión en co-autoría con Phillip Pullman, y cuenta con la actuación de Dakota Blue Richards (Lyra Belacqua), Nicole Kidman (Marisa Coulter) y Daniel Craig (Lord Asriel).

La historia comienza en Oxford, ciudad en la cual los niños están desapareciendo secuestrados por un grupo llamado Zampones. Lyra, la heroína de once años, quien ha crecido en el Jordan College de Oxford, bajo la tutoría del Rector y de su tío, Lord Asriel, quien viene y va de vez en cuando a realizar misteriosas expediciones a regiones lejanas del Ártico. Lyra, vive en un mundo muy parecido al nuestro, no es exactamente este en el que estamos, sino que es un universo paralelo. La principal diferencia con nosotros es que allí, las Almas de las personas se manifiestan en forma de un Daemonion, que las acompaña como si fuese su animal doméstico. Estos seres, que pueden hablar a pesar de ser zoomorfos, representan los sentimientos y las debilidades de cada individuo y son quienes mejor comprenden a su dueño, cambian constantemente de forma de acuerdo al estado de ánimo del mismo y en los adultos toman la forma de un animal definida según la personalidad de su amo. El Daemonion de Lyra se llama Pantalaimon y ella le suele decir: Pan. El de la Sra Coulter, un mono dorado, el de Lord Asriel, es una leopardo de las nieves, con ojos verdes, llamada Stelmaría (con la dulce y sugestiva voz de Kristin Scott Thomas). El tema de los demonios personales es fundamental para entender la trama de la película.

Lyra debe enfrentar un cambio violento en su vida al ser retirada del Jordan Collage, por la Sra. Coulter, y al enterarse que sus amigos Roger y Bill, junto a otros niños huérfanos fueron secuestrados, ella no duda en ir con la dama y tratar, a través de esa argucia, de salvar a sus amigos. En su aventura conocerá otros pueblos, personas y animales: los Giptanos y su rey, John Faa, la Bruja Serafina Peccala, reina de uno de los poderosos clanes del continente (lo interpreta le bellísima Eva Green que hizo la reina de Jerusalem en Kingdom of Haven, Vesper Lynd, en Casino Royale), Iorek Byrnison, el exilado Oso Acorazado (lleva la voz de Sir Ian McKellen, el Gandalf de The Lord of the Rings y Magneto de los X Men), un extraño vaquero espacial Lee Scoresby (genial como siempre Sam Elliot, (Ghost Rider), las brujas de Laponia… pero también a enemigos: será perseguida por cazadores o incluso espías que están en el territorio de los Tártaros, Soldados-Espectro, las moscas espías. Lyra posee un arma para defenderse, el Aletiómetro (instrumento que le permite conocer el futuro), que le dio el director del instituto. Este aparato. Especie de brújula le llevará a descubrir la verdadera realidad de su mundo, un mundo que es mucho más complejo de lo que ella imaginó.

Un reglón aparte merece Marisa Coulter o Sra. Kidman, emisaria del poder conocido como "el Magisterio". Cuando aparece por primera vez, el espectador se enfrenta a una figura no sólo hermosa sino exótica, que se mueve con la sensualidad de su provocativo cuerpo desparramándose por la pantalla en sinuosos movimientos, acompañada por su alter – ego, el mono dorado.

La brújula dorada tiene muchas de las virtudes como: fotografía excelente, dirección de arte en la cual amalgama la estética democinónica, con la de la Baushaus[4] y el mundo simbolista y metafísico del surrealista Alberto Giacometti[5], y un vestuario espectacular, actuaciones sobresalientes por la increíble composición de personajes, pero a la vez posee muchos defectos previsibles. Uno de los más importantes es la adaptación que, a pesar que el propio autor la dirigió, mantiene la trama de “rizoma” de la novela, pero inició la línea de acción abriendo demasiados temas y presentando una cantidad excesiva de personajes. Debido a ello, la verdadera motivación que provocará el viaje de Lyra se pierde en un marasmo de información que claramente no sirve para esta primera propuesta, sino para alguna de las dos que vendrán a posteriori. Esta circunstancia motivó que en determinados momentos el espectador sienta que no sabe bien por donde va la historia. Se alteraron situaciones al colocar en primera instancia los sucesos de Svaldvard (la helada y dura región habitada por los osos acorazados) y no los de Bolvangar (la Estación Experimental del Norte donde los Gobblers (Zampones) mantienen secretamente a los niños que raptan).

La brújula dorada’ es un film de aventura, impecable, que proporciona la posibilidad de pasar un buen rato, y al que no le falta ninguno de los ingredientes de este tipo de películas, escenas de peleas muy bien realizadas, viajes a lugares remotos, los 3Ds están confeccionados con extraordinario buen gusto. A los personajes se les va presentando puntos de giro u obstáculos que son capaces de superar para luego encontrarse con otros, lo cual hace que la acción de la película no se detenga y que el ritmo sea ágil.

Sin embargo, lo más atrayente de La brújula dorada no son las aventuras, sino el universo fantástico que plantea y todas las reflexiones metafísicas que de modo tangencial tocan la trama. Pero, a pesar de tener contenidos tan interesantes, queda un resabio de insatisfacción que tal vez se deba en que el filme no ha sabido atrapar al público con todo lo que ocurre. La empatía con los personajes y, por lo tanto, con lo que sucede, es quizás lo menos logrado en el filme. La motivación de Lyra para salvar a sus amigos no es tan fuerte como debiera, pues parece más entretenida con lo que ocurre a su alrededor que a su verdadera motivación, salvar al prójimo. Y Lyra es demasiado perfecta y tiene solución para todo, por lo tanto no despierta especial simpatía porque se ve como falso. El final es abierto para la segunda y tercera parte. Lo que está claro es que no es para niños pequeños sino para preadolescentes.

No obstante de las reservas con anterioridad señaladas La brújula dorada es un filme de gran belleza visual, y a diferencia de Narnia o El señor de los anillos, su mayor logro fue otorgarle poesía a imágenes donde el tiempo y el espacio están relacionados con ilusiones y quimeras.

Beatriz Iacoviello (crítica publicada en El rincón del cinéfilo.com.ar)

Notas:

[1] Phillip Pullman, autor de la trilogía His Dark Materials (La materia oscura), nació en Norwich (Gran Bretaña) el 19 de octubre de 1946. Se educó en Inglaterra, Zimbabwe y Australia. Estudió en Oxford (un espacio que conoce muy bien y lo describe a la perfección en casi toda su obra). En 1972 Pullman ganó su primer premio literario con The Haunted Storm, obra a la que siguió Galatea en 1978. A los 25 años descubrió su vocación como docente, y desde entonces trabajó como profesor en varios colegios de enseñanza media en Oxford. Algunas de las obras teatrales que escribió para sus alumnos fueron editadas, como Spring-Heeled Jack y El Conde Karlstein, ambas en 1982. En 1986 Pullman comenzó a trabajar en la universidad de Westminster, en Oxford, donde se especializó en cursos para enseñar a narrar historias para niños. Allí fue profesor durante ocho años. Pullman es autor hasta la fecha de más de veinte títulos, muchos de los cuales tienen por destinatarios tanto a los jóvenes como a los adultos. Sin embargo puede decirse que el mayor reconocimiento le llegó con su trilogía "La Materia Oscura", conformada por Luces del Norte (1995), La daga (1997) y El catalejo lacado (2000). Según una encuesta de la BBC de Londres es la tercera obra más apreciada de la literatura británica, sólo por detrás de El Señor de los Anillos y Orgullo y Prejuicio de Jane Austen. En 2005 Pullman fue galardonado con el Premio Internacional de Literatura Infantil en Memoria de Astrid Lindgren y nominado para el Premio Hans Christian Andersen en 2006

[2] En la teoría filosófica de Gilles Deleuze y Félix Guattari, un rizoma es un modelo descriptivo o epistemológico en el que la organización de los elementos no sigue líneas de subordinación jerárquica —con una base o raíz dando origen a múltiples ramas, de acuerdo al conocido modelo del árbol de Porfirio—, sino que cualquier elemento puede afectar o incidir en cualquier otro. Según Robin Hamman, el “rizoma” no es una estructura jerárquica sino anti-jerárquica; ningún punto debe estar antes que otro, ningún punto específico debe ser conectado con otro específico, pero todos los puntos deben estar conectados entre sí.

[3] En astrofísica y cosmología física se denomina Materia Oscura a la materia hipotética de composición desconocida, que no emite o refleja suficiente radiación electromagnética para ser observada directamente con los medios técnicos actuales pero su existencia puede inferirse a partir de los efectos gravitacionales que causan en la materia visible tales como las estrellas o las galaxias, así como en las anisotropías del fondo cósmico de microondas.

[4] La República del Cielo. Milton, Blake y universos paralelos en «La materia oscura» de Philip Pullman, conferencia de Francisco Gimeno. 2 de septiembre 2007.

[5] La Staatliches Bauhaus (Casa de la Construcción Estatal) o simplemente la Bauhaus, fue la escuela de diseño, arte y arquitectura fundada en 1919 por Walter Gropius en Weimar (Alemania) y clausurada por las autoridades prusianas (en manos del partido nazi) en el año 1933. El nombre Bauhaus deriva de la unión de las palabras en alemán Bau, "de la construcción" y Haus, "casa"; irónicamente, a pesar de su nombre y del hecho que su fundador fue un arquitecto, la Bauhaus no tuvo un departamento de arquitectura en los primeros años de su existencia.

Sus propuestas y declaraciones de intenciones participaban de la idea de una necesaria reforma de las enseñanzas artísticas como base para una consiguiente transformación de la sociedad de la época, de acuerdo con la ideología socialista de su fundador. La primera fase (1919-1923) fue idealista y romántica, la segunda (1923-1925) mucho más racionalista y en la tercera (1925-1929) alcanzó su mayor reconocimiento, coincidiendo con su traslado de Weimar a Dessau. En 1930, bajo la dirección de Mies van der Rohe, se trasladó a Berlín donde cambió por completo la orientación de su programa de enseñanza.

La Bauhaus sentó las bases normativas y patrones de lo que hoy conocemos como diseño industrial y gráfico; puede decirse que antes de la existencia de la Bauhaus estas dos profesiones no existían tal y como fueron concebidas dentro de esta escuela. Sin duda la escuela estableció los fundamentos académicos sobre los cuales se basaría en gran medida una de las tendencias más predominantes de la nueva Arquitectura Moderna, incorporando una nueva estética que abarcaría todos los ámbitos de la vida cotidiana: desde la silla en la que usted se sienta hasta la página que está leyendo (Von Eckardt).

[6] (Stampa, Suiza, 1901-Chur, id., 1966) Escultor y pintor suizo. Nació en un ambiente artístico, ya que su padre, Giovanni, era un pintor impresionista. Se inició en el dibujo y la plástica en la Escuela de Artes y Oficios de Ginebra, antes de trasladarse a París para seguir los cursos de escultura de E. A. Bourdelle en la Academia de Grand Chaumière. En la capital francesa entró en contacto con el ambiente cubista, y más tarde con el grupo surrealista, del que formó parte de 1930 a 1935. En las obras de este período, muy personales, se reconoce la idea surrealista del simbolismo de los objetos.

El abandono del surrealismo y la vuelta al arte figurativo constituyen el preludio de la llegada de Giacometti a su estilo más singular y característico, el que desarrolló a partir de comienzos de la década de 1940. Aparecen entonces sus figuras humanas alargadas y de apariencia nerviosa, muy delgadas y de superficie áspera, a menudo de tamaño natural, que pueden estar representadas solas o en grupo.

Son estas obras las que han hecho de Giacometti uno de los artistas más originales del siglo XX, también en pintura, donde sus obras se caracterizan por figuras rígidas y frontales, simbólicamente aisladas en el espacio. En estas creaciones que representan la soledad y el aislamiento del hombre se ha querido ver un trasunto de la filosofía existencialista, y de hecho J.-P. Sartre, el máximo representante de la tendencia, reconoció en la obra de Giacometti algunas de sus ideas y escribió sobre ella. La familia y los amigos del artista fueron sus modelos preferidos, en particular su hermano Diego, al que reprodujo en numerosas esculturas, pinturas y dibujos.