sábado, 28 de abril de 2012

PANTALLA PINAMAR – (Parte II)


Cine Argentino y Europeo a la orilla del mar














El festival de Pantalla Pinamar  se caracteriza por presentar  curiosas, a veces extrañas, cintas europeas, extranjeras y otras rarezas argentinas.  En esta ocasión se exhibieron  varios films, no se puede escribir sobre todos, pero sí sobre los que más me interesaron no sólo por  sus  facturas sino por sus contenidos, como en el caso del film alemán: 


Der Mann Der Über Autos Sprang” (El hombre que saltaba los autos-2010) de Nick Baker – Montey, que ganó el premio al Mejor Guión en el festival Max Ophüls, 2011.  Es la historia de un joven que escapa de un hospital psiquiátrico para iniciar un viaje a pie hasta Berlín, y así evitar la muerte del padre de su mejor amigo. El filme toma la idea de un road movie como viaje iniciático en el que Julián (Robert Stadlober) va desgranando su filosofía de vida a quienes se pliegan a él, como séquito de un rey sin corona. Ya sea por su encanto o por su modo tan particular  de persuadir, dos mujeres: una joven ama de casa, Ruth, cansada de la rutina y con un marido e hijos que no le dan el lugar en su espacio familiar y la otra una médica frustrada, Dra. Julianne,  lo acompañan en la travesía a la vez que su modo de ver la vida va modificándose a medida que se acercan al destino. Otro de los personajes un policía, Jan,  que también posee una vida poco agradable, de constantes litigios  con su mujer y compañeros de oficina. Jan  persigue al joven hasta lograr detenerlo y regresarlo al hospital.  Julián, “El hombre que saltaba los autos”, por instantes nos acerca a Rantes, en “Hombre mirando al sudeste”, y  Nick Baker – Montey deja entrever  un  leve parentesco con la película de Eliseo Subiela, sin ser semejante. “Deer Mann Über Autos Sprang”, es un filme distinto, en el cual se le da importancia al otro, al semejante, en el que se reflexiona sobre el modo de vida de la sociedad del siglo XXI, sobre el valor prioritario del dinero anteponiendo el mercantilismo al corazón, en el que se dejan de lado valores como la amistad o el amor. Este dentro de Pantalla Pinamar fue uno de los films que más incitó al espectador a  realizar una introspección  desde el punto de vista metafísico.
“Under Dir, Die Stat (Debajo de ti la ciudad - 2010) de Christoph Hochhausser, fue otro de los films alemanes que se ocupa del otro, en cómo se puede manipular la vida de los demás por el sólo hecho de ejercer el poder a través del dinero y las influencias. Una sola persona puede modificar nuestro entorno y éste puede tornarse desquiciante en la fracción de un segundo. En “Debajo de la ciudad” se cuenta la historia de un hombre Roland Cordes (Robert Hunger- Buhler), banquero, que se obsesiona con la mujer, Svenja (Nicolette Krebitz), de uno de sus empleados hasta sacar a éste del medio enviándolo a Indonesia. Entre ellos se crea un vínculo enfermizo del que no pueden escapar. La pasión prima en este caso antes que el amor y la pulsión de obtener lo que se quiere a toda costa antes que la de los sentimientos. Este es uno de los filmes donde la arquitectura juega un rol importante  y los imponentes edificios de hierro y cristal son metáfora de lo despiadado y hueco que puede ser el mundo de las finanzas.
“Le gamin au veló” (El chico de la bicicleta-2011) de Jean- Pierre y Luc Dardenne, se interna en el mundo de un chico preadolescente que trata desesperadamente de encontrar a su padre. En este filme la  narrativa es sencilla y hasta casi lineal, su, ritmo que no decae  y va creciendo  a través de puntos de giro bien encadenados.  Una vez más los hermanos Dardenne continúan con su línea realista que se aproxima a la gente común , trabajadores de distintos oficios , profesionales y especialmente a los jóvenes que buscan salida a sus tormentosas  vidas, En esta película nos presentan a Cyril (Thomas Doret) un muchacho problemático que naufraga en un mundo adulto el cual le brinda dos posibilidades: la calle con su indiferencia, proxenetas, traficantes,  odio y desamparo, mientras por otro lado le ofrece  afecto,  educación y protección. La sociedad como un obstáculo peligroso es lo que se antepone en forma permanente entre él y su padre. En esa encrucijada  deberá elegir qué camino tomar y tomar la responsabilidad  de su decisión. Cyril comienza a madurar y se percata de lo que le conviene hacer para evolucionar, pedir perdón y aprender a defenderse.

“También la lluvia” (2011) de Iciar Bollaín. Esta cinta presenta un esquema  metacinematográfico  en el cual se cuenta una historia dentro de otras historias, pero que al final es siempre la misma historia de víctimas y victimarios.   Con algunas reminiscencia de aquel cine político o social de los 40´, 60´u 80´. La premisa de Iciar Bollaín   fue buscar en la trama paralela la relación entre personajes que se enfrentan a comunidades diferentes. En el rodaje  encontramos la discusión entre equipo de producción versus extras locales; en el conflicto local la pelea se da por el agua y la disputa es entre pobladores y  una transnacional que quiere apoderase del agua de la región, El filme no trata de engañar y su narración define un dibujo  incuestionable de buenos y malos.



“Mlyn I krzyz”  (“El Molino y la Cruz” 2011) de Lech Majewski. Una realización bella y exquisita como pocas, que trata de la escenificación del cuadro  “Cristo cargando la cruz”,  del pintor flamenco Pieter Brueghel, y que se basa en el libro del historiador Michael Francis Gibson. Le tomó a Majewski tres años para completar la película. Fue un  trabajo que requirió paciencia e imaginación, así como el uso de nuevas tecnologías y los efectos CG en 3D. Estuvo  tres años pasados tejiendo un enorme tapiz  digital compuesto por capas y capas de perspectiva,  fenómenos atmosféricos y  pueblo en sus diferentes clases sociales. 
“El molino y la cruz” invita al espectador a reconstruir, a partir de los dibujos preparatorios de Brueghel,  un cuadro que refleja el sentido profundo de sociedad del siglo XVI. El director a través de Ruter Hauer  (su alter ego y también del pintor) siguió los consejos que el artista especificó en bocetos,  y trasladó las imágenes a la pantalla, junto una historia épica de coraje, rebeldía y sacrificio. Como un detective en un camino de pistas, busca desentrañar  el lenguaje oculto de los símbolos.


Brueghel era, y sigue siendo, el filósofo más sabio entre los pintores. En la mayoría de sus obras se esforzó en ocultar lo evidente mediante la plantación de las distracciones en otro lugar. Lo oculto debe ser palpable - era su estratagema para mostrar la quintaesencia del sufrimiento-. Es decir, mostrar aquello por lo que nadie se preocupa… La víctima se queda sola, abandonada, olvidada, a  merced de los cuervos... Los otros tienen que vivir sus vidas y de alguna manera sacar el máximo provecho de ellas.  Hay otros temas en “El Molino y la Cruz”, y es que  sólo un artista puede detener el tiempo, capturar el momento  e inmortalizarlo. Pero nada es más importante que lo oculto, porque allí se halla la esencia de la Verdad. Uno de los artistas más atrevidos e inspirados de hoy y de los directores de cine, Lech Majewski  traduce el camino del Calvario en el cine, invitando al espectador a vivir dentro del universo estético de la pintura en el momento en que se está creando. Como varios temas se dan en el marco de la película (y del cuadro),  y esto le permite al espectador ser testigo  de la captura de fragmentos de Brueghel de sus historias desesperadas en su lienzo en "themaking"

El tema central que aparentemente parece  poco visible  es la sangrienta represión  de la Inquisición  española  frente a la reforma protestante en los Países Bajos. La película ofrece una meditación dinámica entre el arte y la religión, como así  en los procesos en curso, en las diferentes capas de la narración colectiva y la reinterpretación.  “El molino y la cruz” es también una fiesta de impresionantes efectos visuales, una alegoría de provocación y un tour de force cinematográfico sobre la libertad religiosa y los derechos humanos, sobre los derechos del individuo y el poder.



“Les Femmes Du 6éme. Étage” (Las mujeres del 6° íso-2010) de Philippe Le Guay. En los años 60  Fabrice Luchini  (Jean-Louis Joubert) corredor de bolsa, formal y atrapado en la telaraña  de las leyes sociales, avizora que existe otro mundo sobre su cabeza. En el viejo edificio donde habita, también viven un grupo de españolas que trabajan en Francia para enviar dinero a sus pueblos en España. Comedia muy bien construida, que provoca la risa fresca a la vez que ejercita la sátira mordaz hacia el mundo actual, con la invasión de extranjeros que paulatinamente van desplazando  de los trabajos más duros a los franceses. Descubre también que la alegría puede formar parte de su vida y se aferra a ella enamorándose de una jovencita a la que persigue hasta España.


 
“Tournée” (De gira-2011) de Mathieu Amalric. “Tournée” no solo es un road  movie, de unas artistas del burlesque, que van en busca del éxito o de ganar dinero. Es el periplo grotesco de un grupo de mujeres, que se unieron a un empresario que debe luchar por sostener su familia, y a la vez conseguir contratos para financiar la empresa. Con los acordes y aullidos de Have Love Will Travel, en la versión de The Sonics,  Mathieu Amalric abre el telón  de esa troupe, representada por un grupo de exuberantes y voluptuosas bailarinas,  circenses y fellinianas,  de New Burlesque  proveninete de los Estados Unidos. El protagonista Joaquín  es un antiguo productor televisivo luego de buscar  fortuna en Norteamérica, regresa a Francia acompañado por una troupe de reinas del cabaret. Interesante  cuarto largometraje como director del actor Mathieu Amalric, que  define el new burlesque, “un instrumento femenino concebido para reconquistar un imaginario erótico tradicionalmente dominado, y moldeado, por la mirada masculina". 


 
Lo curioso de “Tournée” es el modo descentrado de  encuadrar y trasladar al montaje cierta imperfección que a la vez es un canto de libertad que rompe con las estructuras fijas impuestas por la estética Aristoteliana. La decadencia y el ridículo se van desgranando sobre una geografía discontinúa, errática  y no tangible. Todo en este filme es obvio, es decir se conoce de ante mano lo que sucederá, todo mira hacia afuera, nada es personal todo es compartido. Todo es efímero e inconsistente. “Tournée” no muestra personajes fracasados  sino más a un grupo de personas que se aferran a glorias pasadas, pero que éstas solo existen en sus imaginaciones. Los personajes son  marginales  y desamparados, no hay redención para ellos, y terminarán en el más absoluto aislamiento social, pero aún así son entrañables.   



“La Revolución es un sueño eterno” (2010)  de Nemesio Juarez. La historia se centra en los acontecimientos ocurridos en el Cabildo Abierto del 22 de Mayo de 1810  y en el frente del Ejército Expedicionario del Norte, donde se desempeñó como  representante  de la Primera Junta, Juan José Castelli (Lito Cruz).  El filme es un viaje hacia los recónditos recuerdos de Castelli, que con un cáncer en la lengua, permanece mudo, ya que la realidad  lo asesina más que su propia enfermedad. Basándose  en el relato de Andrés Rivera, que a su vez tomó los diarios, de tapas rojas, de Castelli y los transformó en novela, Lidia  Paulucci y Nemesio Juárez trazaron el itinerario de la historia, poco conocida, de uno de los próceres de la Revolución de Mayo. Castelli se preguntaba: ¿Qué nos faltó para que la utopía venciera a la realidad? ¿Qué derrotó a la utopía? ¿Porqué, con la suficiencia pedante de los conversos, muchos de los que estuvieron de nuestro lado, en los días de mayo, traicionan la utopía? ¿Escribo de causas o escribo de efectos? ¿Escribo de efectos y no describo las causas? ¿Escribo de causas y no describo los efectos? Todos los revolucionarios intuyen que “la revolución apenas nace fracasa”, eso le hace decir Alejo Carpentier  a Esteban, el personaje del Siglo de las luces, y de otro modo lo dice Castelli en ese cuestionamiento que hace  a sus contemporáneos.  La Revolución es un sueño eterno  intenta mostrar a una figura que murió pobre (como Belgrano y otros) y que resignó su vida en aras de un ideal superior, que no logró concretar porque la realidad lo fustigó hasta acorralarlo en la más absoluta soledad, para luego llevarlo hacia una terrible muerte. En todo momento Castelli se aferra  a  determinados elementos que  transitan entra la paz y  las  batallas: como los Evangelios, las velas, el día nublado (pocos son los que aparece el sol) y las pistolas. En La Revolución es un sueño eterno   es la imagen que la que  habla a través del drama que descubre.

“Tatarak” (El junco-2009) de Andrzej Wajda.  Es una curiosa película del realizador polaco en la que entrelaza realidad-ficción , y cine dentro del cine, en donde es posible verlo a él dirigiendo algunas secuencias.  En este tipo de metacine  encontramos como realidad y arte se entrelazan en un enigmático juego de sutilezas. En sus primeras versiones del guión Wajda intentó adaptar el cuento “Tatarak” de Jaroslaw Iwaszkiewicz, que trata sobre Marta (Krystyna Janda), una mujer que vive en el campo con su marido médico, ambos perdieron sus hijos en el levantamiento de Varsovia.  Marta tiene un cáncer y le queda poco tiempo de vida,  el doctor  (Jan Englert) lo sabe, pero trata de ocultárselo. En su historia personal aparece Bogus (Pawel Szajda) un joven torpe y despreocupado que hace aflorar en ella una pasión incontenible, mezcla de amor maternal y atracción física.

A pedido de Wajda,  luego de varios  años Krystyna Janda, su protagonista en “El hombre de mármol”, interpretó  el rol principal.  El esquema del guión coincide con la realidad de Krystyna, ya que su esposo Edward Klosinski (conocido director de fotografía) muere  de un cáncer terminal. Todo el sufrimiento que padeció sobre esa enfermedad la actriz lo plasmó en escritos  y fueron incorporados a la película,  proporcionando un recorte dentro del filme en el que lo real y lo imaginario se mimetizan.  Wajda consigue con originalidad introducir el esquema de cajitas chinas en esta película, y a la vez no distraer al espectador, que sigue dos tramas paralelas. Su narración estimula todo tipo de emociones, permite entender el dolor de la ausencia y también provoca una saludable catarsis. “Tatarak” en esa mezcla de literatura, realidad y arte  se transmuta en una metáfora  de los azares de la vida, del tiempo que se escapa, del amor en sus versiones maduras y juveniles, de la resignación, el llanto, la risa y el dolor, y en todo lo que compone la cotidianeidad y el misterio del más allá.
En Pantalla Pinamar se vio lo mejor, lo bueno y lo no tan bueno, pero una vez más se estrecharon lazos de confraternidad y la alegría de compartir ciertos estados del alma, apoyados por una cinematografía que reveló la profundidad de la vida en espectáculos, y que por más corrientes que fueran, ante nuestros ojos se convirtieron en símbolo.   ****************** Beatriz Iacoviello







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