Frank Oz, con una amplia trayectoria como marionetista de varias series televisivas entre ellas Sesame Street (1969-2007), Muppets Treasure Island (voz de Miss Piggy, Fozzie Bear), pero especialmente el actor que le diera la voz a Yoda en la trilogía de Star Wars, además de trabajar en Blues Brothers (2000) y ser uno de los mejores colaboradores Jim Henson, filmó una serie de comedias de típico humor inglés con mediana recepción dentro del público hispanoamericano.
Entre sus comedias más celebradas se encuentran: In & Out (1997), Little Shop of Horror (1986), Wat About Bob? (1991), Bowfinger (El profesor chiflado -1999), The Score (2001), The Stepford Wives (2004), pero la que sin dudas le dará buenos dividendos en la taquilla será Muerte en un funeral (Death at a Funeral, Gran Bretaña-EE.UU./2007).
Frank Oz regresa a las pantallas mundiales luego de tres años de ausencia y sin grandes estridencias, de modo discreto, pero efectivo. Muerte en un funeral es una de esas comedias en la que el público puede reírse de principio a fin en un casi tiempo cronológico real (dos horas), y cuya acción transcurre en un solo escenario.
La historia es sencilla un “pater familiae”, uno de esos patriarcas intachables de la sociedad inglesa, con resabios victorianos, ha muerto. Su familia prepara su funeral. Sus hijos Daniel (Matthew Macfadyen -“Orgullo y prejuicio” -2005) y Robert (Rupert Graves -“V de Vendetta”- 2005), son los encargados de organizar los arreglos de la ceremonia. A ésta comienzan a llegar los diferentes protagonistas, personajes cuya excentricidad es una competencia de habilidades histriónicas. En ese duelo no falta nadie: el hipocondríaco, el tímido (Alan Tudyk- 3:10 to Yuma - 2007), los hermanos enfrentados por el éxito, la histérica mujer de uno de ellos, el enamorado despechado (Ewen Bremner . Match Point -2005)), un tío inválido (Peter Vaughan - Brazil - Second Sight: Kingdom of the Blind (2000) (TV), un autoritario, un padre despótico y una hija rebelde (Daisy Donovan -The Waiting Room -2007), como tampoco el inevitable drogadicto (Kris Marshall - The Amazing Trousers -2007).
El espectador asistirá a las presentaciones de cada uno de ellos, en medio de un humor refinado y sutil, pero que a poco de comenzar esa exquisitez se trastoca y da lugar a un humor más revulsivo y soez, pero también más divertido. Finalmente el solemne funeral, del inicio del filme, acabará por convertirse en un caos tragicómico donde no faltarán elementos tan alucinantes como un enano drogado ( Peter Dinklage -Nip/Tuck- Ascension Day (2007) metido en el ataúd encima del muerto, como también en ese desfile de desvaríos aparecerán algunos personajes desnudos, un presbítero acorralado por el tiempo (Thomas Wheatley -Second Sight: Kingdom of the Blind -2000- (TV), y una inconsolable viuda (Jane Asher (“Tirant lo Blanc” – 2006).
Desde la primera escena se sabe que nada saldrá bien en ese funeral. El muerto que llega a la casa no es el que corresponde, y a partir de allí todo será una sucesión de gags entre los que se incluye uno lo suficientemente escatológico como para provocar gracia y repulsa al mismo tiempo. Si bien Oz no recurre a fórmulas fáciles para provocar la risa, su éxito radica en el constante progreso de la acción y en el tono farsesco que imprimió a su realización.
Muerte en un funeral es una película con un gran derroche de talentos desde el magnífico guión de Dean Craig (Caffeine -2006, Lift -2004, Dirty Little Secrets -2003), y un elenco buscado especialmente, ya que casi todos trabajaron de un modo u otro juntos en diversas series televisivas, por lo tanto se conocen muy bien, tanto que pueden integrarse sin dificultad en esta comedia coral inglesa, que por momentos tiene toques hollywoodenses mixturados con cierta picardía latina.
Comedias que juegan con la muerte no son primicia en las carteleras, pero lo interesante de las mismas es el estilo que impusieron los ingleses, en especial las famosas producciones de la Ealing: Ocho sentencias de muerte (Kind Hearts and Coronets -1949) de Robert Hamer, título que alude a los ocho asesinatos que debe cometer un hombre para acceder a una abultada herencia; El quinteto de la muerte (The Ladykillers -1955) de Alexander MacKendrick, divertida farsa sobre la muerte y ladrones inexpertos que terminan siendo víctimas de su propia impericia.
Hollywood por su parte acerca al público: Arsénico por compasión o Arsénico y encaje antiguo (Arsenic and Old Lace) es una película de 1944 dirigida por Frank Capra, enredada comedia negra en la cual Mortimer Brewster (Cary Grant) es un periodista que descubre que sus dos ancianas tías se dedican a asesinar hombres viejos y enterrarlos en el sótano de la casa.
Monsiuer Verdoux (1947) de Charles Chaplin y libro Orson Welles, basada en un hecho real. Verdoux es un Barba Azul, un insignificante empleado de banco que, habiendo perdido su empleo durante la depresión, idea un plan para casarse con solteronas viejas y asesinarlas luego a fin de quedarse con su dinero.
Tim Barton continuando la línea inglesa presenta varias películas con el tema de la muerte: Beetle Juice (1988) literalmente Jugo de escarabajo, es la historia de un difunto, Michael Keaton, que vive en el "No-Mundo", recreación del mundo real según la visión de los muertos. El gran pez (Big Fish – 2003): Edward Bloom era un hombre que relataba momentos de su vida añadiéndoles características fantásticas. El cadáver de la novia – (Corpse Bride - 2005), animación que relata una leyenda ruso-judía e interrelaciona el mundo de los vivos y muertos con total naturalidad.
La muerte les sienta bien (Death Becomes Her-1992) de Robert Zemeckis, trata de dos mujeres que pactan con el diablo que posee cuerpo de mujer y cuando ambas se vuelven inmortales se dan cuenta de que su vida ya no será la misma.
Despertando a Ned (Waking Ned Devine - 1998) de Kirk Jones, donde hay que desenterrar un cadáver para conseguir el billete ganador de la lotería.
Bailando en el cementerio o Funerarias S.A. (Plots with a view -2002) de Nick Hurran es un filme ingenioso sobre la apacible vida en un pequeño pueblo inglés donde rivalizan dos funerarias muy especiales.
Muerte en un funeral retoma todas estas líneas anteriormente mencionadas, (prueba de ello son los títulos de apertura del film que evocan ciertas producciones de los años ochenta) para hacer un cóctel satírico de explosiva hilaridad con un discurso final que hará reflexionar al espectador sobre la realidad circundante. Frank Oz una vez más desde la risa se permite realizar un acertado e irreprochable friso sobre la conducta humana y mostrar que lo más temido en esta vida: la muerte, puede resultar una transición divertida.******* Beatriz Iacoviello
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